Cartas al director

El medio ambiente pide justicia

Hay momentos en los que si te detienes a mirar a tu alrededor te das cuenta de muchas cosas que influyen negativamente en el bienestar de nuestro planeta.
A una persona coherente y preocupada por la salud de nuestra "casa común" le tienen que surgir preguntas comprometidas con el futuro.

¿Por qué el ser humano no es lo suficientemente responsable para cuidar el medio donde viven y vivirán sus hijos y nietos? ¿Por qué somos la única especie que destruye el lugar donde vive?

La realidad cotidiana que observamos es decepcionante y desalentadora y, a veces, uno no da crédito a lo que ve: concentración elevada de humos tóxicos, ruidos que sobrepasan el umbral de lo permitido debido a un festín de decibelios, bolsas de plástico campando a sus anchas por ríos y mares, colillas desperdigadas por el suelo y un festival de residuos metálicos convirtiendo cualquier punto al azar en vertedero incontrolado... auténticos desastres medioambientales.

La realidad es que somos animales racionales pero actuamos muchas veces de forma irracional. No pensamos en el daño irreversible que estamos ocasionando al medio ambiente y tampoco en que nos estamos envenenando con el aire que respiramos y con el agua que bebemos. Durante los 365 días que dura un año, la mayoría de ellos están dedicados a recordarnos que tenemos que cuidar nuestro, cada vez más enfermo, ecosistema.
Entonces, ¿qué está fallando?

Mientras no nos percatemos de lo que realmente tiene importancia seguiremos caminando hacia atrás.
Podemos ser capaces de acumular grandes riquezas o de sentirnos los amos del mundo, pero sin oxígeno no seremos capaces de respirar.