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El mejor blanco de España nació en Banga

viñedos Pazo Casanova
photo_camera Viñedos de la bodega Pazo Casanova.

La cosecha de 2017 empieza su mejor momento y se prolongará, gracias a esa crianza de seis meses en sus lías finas

Parafraseando el verso élfico de “El Señor de los anillos” , he aquí una uva para gobernarlas a todas. La Treixadura arma este vino nacido en el viñedo de Finca Viñoa, en Banga, también famosa por los frescos de su pequeña iglesia parroquial y por el pazo en el que residió Emilia Pardo Bazán, recién casada. Treixadura, con Albariño, Godello y Loureira, todo un compedio de la viticultura gallega desarrollada en una finca de 16 hectáreas con 12 de viñedo repartido en  más de ochenta terrazas escalonadas entre los 180 y los 380 metros sobre el nivel del mar, mirando al valle del Avia, cara al Sur. Con estos mimbres, el grupo Grandes Pagos Gallegos elabora uno de sus vinos más geniales, lo cual es mucho decir, porque cuenta en su haber, por ejemplo, Pazo Casanova o Quinta de Couselo, ambos magníficos.

El International Wine Challenge de Londres, cuyos premios se dieron a conocer la pasada semana, lo catalogó como el mejor vino español en su concurso de este año. Y lo hizo con su cosecha de 2017, que también ganó una medalla de oro en el concurso mundial de Bruselas. Un dato relevante, el de la añada, porque si bien es cierto que esta última de 2018 está resultando excepcional, la que la precedió no se queda atrás en calidad y en expresividad. Y el premio sirve, igualmente, para reivindicar, una vez más, que los vinos jóvenes gallegos y de manera especial los del Ribeiro, ya que es el caso que nos ocupa, no se agotan con el año de su lanzamiento, sino que pueden evolucionar en la botella de una forma admirable durante los años siguientes. Ahí está la clave de un vino bien hecho, con uvas seleccionadas, con un trabajo en bodega impecable, como es este Finca Viñoa, en el que el tiempo no juega en su contra. Al revés.

La cosecha de 2017 empieza ahora su mejor momento y se prolongará, gracias a esa crianza de seis meses en sus lías finas, lo que le aporta, además de volumen en boca y un carácter ligeramente untuoso, le da un extraordinario equilibrio entre frescura y madurez, prolongando la intensidad de sus aromas frutales.

Estos dos premios, conseguidos en menos de una semana, sumados a los que ya tenía garantizan una mayor penetración en los mercados exteriores a este gran vino. 

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