A Andrés Hervella una mañana de primavera de 1992 los monjes de Oseira le afearon -cuando menos- la conducta. Su pecado, desvelar un secreto que desmontaba una teoría mantenida durante años que concernía a muchas de las fuentes artísticas de la ciudad; las más significadas, procedían de Oseira.
A fuerza de repetirla la afirmación había calado; máxime cuando los prohombres de la cultura ourensana -Risco, Cuevillas, Otero Pedrayo- lo corroboraban. Era factible, tras la desamortización de Mendizábal (1836) los bienes de la Iglesia quedaron a la intemperie y en rápido deterioro, y entonces se produjo el traslado.
En 1992, A. Hervella encuentra el documento que asigna la fuente de la Plaza do Ferro a S. Estevo
Aquellos malos modos no aplacaron al antiguo guía y entusiasta estudioso de la ciudad; tenía “papeles”. Por casualidad o fortuna, se había topado de bruces en el Archivo Histórico Provincial con unos documentos que le levantaron de la silla. No daba crédito, se frotaba los ojos sin parar. Las actas del Concello -1856- reflejaban el traslado de dos fuentes ornamentales del monasterio de Oseira y otras dos de Santo Estevo de Ribas de Sil, estas últimas junto a “unos bonitos remates en piedra”. Argumentaban que tras la marcha de los monjes, el deterioro artístico era importante, y que la acción era cuando menos una forma de salvarlos. Pero lo más sustancioso, documentaba el traslado de la fuente del monasterio de Santo Estevo hasta la Plaza do Ferro, donde desde entonces luce. Los razonamientos mantenidos durante décadas, sobre todo desde la recuperación de la vida monacal en Oseira en 1929, quedaban en cuarentena.
Resarcir la historia
La afirmación era inapelable, el acta era tan real como florida su grafía, pero los monjes nunca lo admitieron, y en el Concello de Ourense quedaba un poso de resquemor por semejante proceder histórico.
Los congresos del Císter celebrados en Oseira y la labor insistente del Padre Damián Yáñez hicieron que el entonces alcalde de Ourense, año 1997, Manuel Cabezas resarciese en parte el entuerto al agasajar a la comunidad con una réplica de la fuente de la Plaza do Ferro; para los monjes de Oseira esa fuente era suya con papeles o sin ellos. Desde entonces la réplica realizada por el escultor Nicanor Carballo luce en el patio de los Medallones, entre el silencio monacal, y sin hacer mención a su rocambolesco entuerto histórico. Previamente, en 1991, lo hacía ya otra réplica, en este caso la de Bispo Cesáreo, que figuraba en el patio del claustro de Los Pináculos. Desde Oseira se mantenía que otras dos fuentes partieron de allí, la del Parque de San Lázaro perteneciente al patio de los Caballeros y la que disfrutamos en el Parque de las Mercedes figuraría en la fachada principal del edificio monacal. Con las fuentes de Oseira siempre ha habido cuando menos una situación curiosa, al cenobio se le atribuían más fuentes que las posibles. El propio Vicente Risco en 1929 le asignó otra más, la fuente de Los Presos o del Concello, ubicada en un lateral de la consistorial de Carballiño.
La verdad es que seguirles la pista no es tarea sencilla, algunas tuvieron varias ubicaciones; la más viajera, la actual del Bispo Cesáreo, primero instalada en la Plaza Mayor, después en el Posío y definitivamente en 1970, coincidiendo con el protestado traslado de la escultura de Concepción Arenal, en su actual ubicación.
Mucha confusión. La atribución más surreal que uno ha escuchado concierne a la fuente actual del Posío, realizada por el cantero Manuel González Ansia, tras la última reforma, en 1998, siendo concejal Francisco Rodríguez Novoa; quien al comentarlo no pudo evitar la carcajada. Pues eso, un misterio, Oseira y sus fuentes.
Las fuentes más representativas
Fonte do rei: “Tenía medio pilón por delante de una casa hoy deshecha, y el manantial venía de la calle San Miguel”, cuenta Hervella. En la trasera de la Diputación, en la fachada de la Coruñesa, fue una de las principales fuentes de época medieval. Su escudo, el león con la espada, rememora la significación de la ciudad con el poder del rey.
Fuente das Burgas: Las fuentes de las Burgas son símbolo de la ciudad, valoradas por su uso termal desde la romanización; su existencia es la que dio lugar al nacimiento de la urbe. En origen eran tres, la más reconocible es la Burga de Abajo, en una edificación de porte neoclásico del s.XIX, con dos surtidores laterales y una pila en el centro.
Fuente de la plaza do Trigo: Según cuenta Andrés Hervella, era palpable que la ciudad medieval carecía de abundancia de agua potable. En 1754, un acuerdo entre el Concello y la Iglesia permite ubicar esta fuente en terrenos del Cabildo con la condición de que el deán y el Cabildo se aprovecharan de las aguas perdidas. El agua venía de Montealegre.
Parque de San Lázaro: Por desgracia una fuente muy modificada. En algún momento del traslado se perdió la base, cuyo fuste está amarrado ahora a un prisma pétreo y cemento que desluce. De la fuente lucen los dos cálices florales y el piñón en el remate; el resto, un estanque elevado sobre el paseo del que salen propulsados unos surtidores de agua.
Fuente de las Mercedes: En el centro de una plaza cuya última reforma desmerece, otra fuente de origen monacal. La ornamentación se corresponde más con las de Oseira, pero merced a la documentación, donde afirma que dos de ellas provienen de Santo Estevo, invita a pensar en la posibilidad de que esta fuente fuera de allí. El estilo, es otra cosa.
Fuente de Bispo Cesáreo: Fuente viajada, desde su salida del claustro de los pináculos, en Oseira. Su primera ubicación, 1856, en la Plaza de la Constitución (Plaza Mayor), donde recogía las aguas sobrantes de la fuente do Trigo; despues recalaría en el Posío, en la parte del bosque. El último traslado, en 1970, a Bispo Cesáreo, por mandato de D. Ferrer.
Alameda do Concello: El recinto de la Alameda ha sido desde el S.XIX tradicional lugar de encuentro. En 1957 con el propósito de dotar al lugar de una fuente monumental, el Ayuntamiento, siendo alcalde Domingo Saavedra, se la encarga al ingeniero catalán Carlos Buigas; autor de la de Montjuic. La fuente y el conjunto fueron remodelados en 1995.
