GALICIA

El monumento que viene y va

Así estaba la pasada semana el campamento de Aquis Querquennis, en Bande, todavía parcialmente cubierto por las aguas de la presa, que ya comienzan a descender.
photo_camera Así estaba la pasada semana el campamento de Aquis Querquennis, en Bande, todavía parcialmente cubierto por las aguas de la presa, que ya comienzan a descender.

El descenso de las aguas de verano permitirá a partir de este mes volver a visitar en su totalidad el campamento romano de Bande, uno de los más interesantes y espectaculares de toda la península

En el ayuntamiento ourensano de Bande, a unos  15 kilómetros de Celanova, se encuentra uno de los monumentos más singulares de toda España. Doblemente singular, por cuanto se trata del mejor campamento romano -Aquis Querquennis- conservado de la península, quizá de toda Europa. Y porque su visita completa sólo se puede realizar durante unos meses al año, en función del estado del río y la  cercana presa. En invierno sólo se puede observar una parte de la sorprendente construcción que se remonta a finales del siglo I, mientras que  las vecinas termas desaparecen por completo. Así ocurre durante meses, hasta junio, cuando las aguas comienzan a retirarse y ya es posible realizar una visita completa, que se inicia en el centro de interpretación. Antes es posible -y muy recomendable- ir a la iglesia de Santa Comba de Bande, la única visigoda de Galicia y muy bien conservada. Claro que de nuevo hay que encomendarse a la suerte: para entrar hay que llamar por móvil a una vecina muy voluntariosa, que si tiene tiempo acude con las llaves.

El campamento se levantó en la antigua vía XVIII que unía Braga con Astorga, entonces centros importantes socioeconómicos dentro del noroeste peninsular). Esta calzada, que remontaba la margen derecha del Limia y después lo atravesaba por Ponte Pedriña, fue cubierta por las aguas del embalse de As Conchas en 1949 y así sigue hasta ahora. 

El conjunto arqueológico de Aquis Querquennis está compuesto por un campamento militar, una mansión viaria y aguas termales y acogió una cohorte -una división- de la famosa Legio Septima Gemina, acuartelada en lo que hoy es León. Era la única legión permanente en Hispania, territorio que Roma consideraba, con razón, pacificado por completo. Hay documentos que expresan la satisfacción de los vecinos cuando la cohorte se instaló en la zona, asegurando el camino, que de esta forma se convertía en el paso obligado para el comercio. Y en definitiva, para la riqueza. 

¿Qué se puede ver? Cuando hay suerte y el nivel del embalse ha descendido, a partir de ahora, partes importantes de muralla, con torres, dos puertas y sobre todo la zona de barracones de la tropa, con sus contubernia, para los que ochenta soldados de cada centuria, la morada de los mandos respectivos y el correspondiente patio o impluvium dotado de cisterna en su punto medio; el hospital, con sus múltiples dependencias ordenadas en torno a un patio central, y dos horrea. También se excavó en el edificio medular del campamento, se trata de los principa o cuartel general.

De la mansión viaria, o lo que es lo mismo, un pequeño hospedaje o puesta de descanso para los viajeros que recorrían la vía, queda bien poco a la vista. 

Lo que se excavó parece un edificio hostelero con su gran partio cubierto, poseyendo un horno panificador en una de las esquinas; el sector destinado a los aposentos es la cocina y el patio cercano exterior provisto del correspondiente pozo destinado a dar servicio a los animales de carga. n

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