¡Muchas gracias, Cristian!

El jugador alaricano pone su nombre al cáncer como ejemplo y su sonrisa como la mejor medicina

Nada es tan sencillo como alzar la voz y gritar gracias. ¡Muchas gracias! Ya ha pasado un año. 365 días desde que Cristian Caride puso su nombre al cáncer para reconocer, con su sonrisa, que la enfermedad puede ser cruel, dura, oscura, pero no invencible. 

Un nombre que ha hecho sonreír a enfermos desconocidos. Un jugador que ha apostado por ser feliz, por vivir, por el carpe diem y dejar el disfraz del enfado en el armario encerrado para siempre.

Ayer se celebraba el Día Mundial contra el Cáncer y él me respondía que esperaba unos análisis. Eso sí, después de decirme que se iba a abrigar para disfrutar del Entroido. No suelo involucrarme en los reportajes (ética), pero si hay alguien que me ha cambiado la vida sin quererlo ha sido él. Heredó la sonrisa de su padre, la fuerza de su madre y ha encontrado la mano de su novia cuando se despertaba de cada sesión de quimioterapia. 

Con la lágrima asomando por el hoyuelo como lección de vida, la mejor fábula que surge de estas palabras es... ¡No paréis de sonreír! ¡Enfermos desconocidos! Nunca, jamás. 

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