Opinión

Los muros de Calvos de Randín

Una de las competencias de la Policía Nacional es el control de entrada y salida del territorio nacional de españoles y extranjeros, lo que se lleva a efecto a través de los pasos o lugares físicos habilitados de entrada y salida del territorio nacional de españoles y extranjeros (puestos fronterizos). Tras adherirse España al Convenio de aplicación del Acuerdo de Schengen, el 25 de junio de 1991, se procedió a la supresión de las fronteras interiores y al desmantelamiento de los puestos fronterizos.

El 16 de marzo de 2020, mediante la Orden INT/239/2020, se han restablecido los controles en las fronteras interiores terrestres con motivo de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el covid-19. Los policías revindicamos la dotación por parte del Estado de las instalaciones necesarias para poder realizar las inspecciones fronterizas en condiciones de seguridad para la circulación, tanto para los agentes actuantes como para los ciudadanos. Así como que las citadas instalaciones permitan que las intervenciones se hagan resguardados de las condiciones climatológicas adversas.

Al tratarse de una situación sobrevenida, se hace imprescindible contar con personal suficiente para realizar el trabajo sin generar colas excesivas, siendo necesario un refuerzo de unidades externas, en especial, de las unidades de intervención rápida en frontera o Unidades de Intervención Policial. Algo que no se ha producido, exponiendo a los compañeros desplazados a las fronteras de Verín o de Tui a asumir toda la carga de trabajo derivada del servicio, sin los relevos ni los medios necesarios. 

Tampoco se ha sacado provecho de las nuevas tecnologías. Fronteras inteligentes en el control eficaz y eficiente de la entrada y salida del territorio nacional de españoles y extranjeros. Precisamente la inteligencia es lo que no utilizan los que han ordenado el despliegue de efectivos de la Policía Nacional en Calvos de Randín. Un gasto desproporcionado e injustificado que además detraerá patrullas de la ciudad para enviarlas a ese lejano paso fronterizo, a una hora de viaje y que se encuentra cerrado ahora mismo por dos bloques de hormigón.

Antes de tomar decisiones, invito a los que reflexionan sobre esta cuestión desde los despachos de Madrid a que, a pie de paso fronterizo en Calvos de Randín, se pasen una tarde controlando el movimiento en esa hermosa tierra, declarada en 1993 parque natural, así comprobarán el interés policial que tiene ese servicio.

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