Cartas al director

Una Navidad hiperconectada

Hay una certeza entre tanta incertidumbre, y es que estas navidades serán muy diferentes a las habituales. En un atisbo de salvaguardar lo máximo posible la “nueva normalidad” de las celebraciones, las autoridades sanitarias han ido incorporando restricciones, más o menos duras, según la situación epidemiológica de cada lugar. Si tenemos en cuenta la dispersión poblacional fruto de la globalización (y que, en parte, nos ha abocado a la crisis sanitaria en la que nos encontramos) lo más probable es que nos tengamos que conformar con las caras más habituales y sumar a la mesa un nuevo comensal: el móvil.

No es ninguna novedad que este dispositivo sea parte de nuestro día a día desde hace mucho tiempo, pero el confinamiento nos ha confirmado que los móviles son una ventana hacia el exterior. La habitual demonización de este objeto se debe a un uso poco responsable y excesivo por parte del usuario, quien parece olvidar que el mundo “real” y el “virtual” son análogos, y lo que suceda en una de esas partes afecta proporcionalmente a la otra. Por tanto, el objeto que nos vuelve distantes será una herramienta indispensable para que nos ayude a recortar la distancia con nuestros seres queridos. Dejemos los buenos modales a un lado: esta vez sí habrá una excusa para utilizarlo mientras se come.