Carballiño acoge con resignación las restricciones del nivel 3 que entraron ayer en vigor y sin perder la esperanza de que la curva de contagios cambie y empiece a descender en próximos días. Las nuevas normas afectan a la hostelería y en consecuencia a los clientes, ya que está prohibido consumir en el interior de bares y cafeterías y en las terrazas solamente a un máximo de cinco personas que convivan en la misma casa por cada mesa.
La nueva situación ha obligado a algunos de los establecimientos a echar la llave por no disponer de espacio para terraza o porque no les compensa económicamente, aprovechando incluso en algún caso para colgar el cartel de cerrado por vacaciones.
A los locales que ya estaban cerrados, algunos de ellos por contagio, se sumaron ayer los que no disponen de terraza
La Policía Local reforzó los turnos para informar a la población y en la jornada de ayer cuatro patrullas por la mañana y tres de tarde recorrían el pueblo hablando con la gente y dirigiéndose especialmente a los locales de hostelería para advertirles sobre las nuevas exigencias. También lo hicieron en los restaurantes, porque aunque pueden servir en el interior también debe ser a un máximo de cinco personas de convivencia por mesa.
El jefe de la Policía Local, Francisco Valeiras, declaraba que la jornada transcurrió "sin incidencias". La mayoría ya conocía las limitaciones y solamente sorprendieron a unos pocos locales con clientes en el interior porque no se habían enterado. "Son demasiados cambios de un día para otro", opinaba un hostelero, mientras Valeiras afirmaba que "la gente ya se está acostumbrando a las restricciones y las acata". El jefe de la Policía destacaba el esfuerzo de la plantilla y como incluso dos agentes que estaban de vacaciones se incorporaron voluntariamente porque durante la semana también patrullarán entre tres y cuatro parejas.
Del viernes al sábado aumentaron 18 contagios en el municipio, con un total de 124, y en el resto de la comarca pasan de 29 a 34.
