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El Obispado vendió tres casas rectorales y cinco pisos en 2019

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photo_camera Fachada de la casa rectoral de Parada de Sil, ahora alojamiento de turismo rural.
Hay otras tantas propiedades acordadas para la venta y el destino es turismo rural y viticultura

Los inversores extranjeros que compran edificios antiguos (rectorales, pazos, monasterios…) para montar negocios en el rural ourensano tienen en los bienes del Obispado de Ourense una oportunidad. Las casas rectorales en las que en el pasado vivía el sacerdote de la parroquia y que han quedado en desuso se reparten por centenas en Ourense. El destino es variopinto: hay propiedades en venta cuya rehabilitación tiene potencial para crear un proyecto (hostelería, principalmente); otras que se ceden a asociaciones y actividades vecinales y otras que están en ruinas y que suponen un quebradero de cabeza a la Diócesis de Ourense, que debe mantenerlas. La Iglesia ourensana intenta deshacerse de sus bienes inmobiliarios y el reto no es fácil. Con todo, en lo que va de año, el Obispado de Ourense ha conseguido vender tres casas rectorales, cinco pisos y seis o siete fincas, según la información aportada por el delegado de Asuntos Económicos, Raúl Alfonso González.


Turismo rural de lujo


La rectoral de Parada de Sil, que se estrenó el pasado mes de junio como casa de turismo rural de clase A (valora singulares características y valor arquitectónico),es uno de estos bienes a los que el Obispado de Ourense ha conseguido dar salida. Estaba casi en ruinas y un emprendedor de Mérida, con orígenes ourensanos, apostó por el proyecto. A principios de agosto, el establecimiento celebraba los buenos datos de ocupación y ya tenía un 95% reservado para este mes, esperando llegar al 100%. Es una previsión compartida desde el Consorcio de Turismo de la Ribeira Sacra, que espera un récord de visitantes en los hoteles y el resto de establecimientos. "Las casas rectorales que hemos vendido en lo que va de año están destinadas a ser bodegas, proyectos de viticultura. Otra es para el turismo rural", explica el delegado de Asuntos Económicos.

El potencial de estos antiguos edificios para convertirse en hoteles atrae a los inversores. En muchos casos son emigrantes que vuelven a sus raíces a instalar su nuevo proyecto de vida y en otros son extranjeros que deciden apostar por el rural ourensano. "Tenemos otro tanto acordado que todavía no se ha vendido y la mayoría están en esa línea, de destinarse a viticultura, turismo rural y en algún caso solo para uso familiar", comenta González. Con estos datos anota que hay "apalabradas" al menos otras tres casas rectorales para este año, cinco pisos y siete fincas.

El estado de muchas de las casas rectorales esparcidas por la provincia supone un gasto importante al Obispado, unido al mantenimiento de las parroquias del rural. "Es un problema de mantenimiento y limpieza. Lo que intentas con las que están ya ruinosas es que no se caigan los muros, que no afecta a las casas de al lado…", anota el delegado de Asuntos Económicos.

La última Memoria Anual del Obispado de Ourense, la de 2017, cifra en 46.378,44 euros los invertidos en ayudas de conservación de rectorales. La de Castro Caldelas (41.894,01 euros) y la de Montederramo (3.196,82 euros) constituyeron el mayor desembolso de conservación en este aspecto. 


Museos, velatorios y centros sociales


No todas las casas rectorales se ponen en venta para que los inversores creen negocios de turismo rural o de viticultura. En la provincia hay ejemplos de arrendamientos o donaciones a asociaciones vecinales u otras institutciones que emplean esta antigua vivienda del cura como sede para su actividad. "Hay centros sociales, comunidades de montes... Otras se destinan a velatorio", anota el delegado episcopal de Asuntos Económicos. El Museo de la Castaña, en Riós, se ubica en una de estas casas rectorales. También el Museo do Viño de O Ribeiro se instalará en la casa rectoral de Santo André de Campo Redondo, cedida por la Diócesis de Ourense a la Xunta.

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