Cargado de ilusión, con la esperanza de abrirse camino en el fútbol, con 19 años recién cumplidos, Eliseo García López había abandonado la Mariña lucense, desde Villaronte, una parroquia de Foz. Vio la posibilidad de llegar a jugar en Club Deportivo Ourense, aquel equipo que era, de verdad, de los grandes de Galicia, tras su gran campaña de los “30 partidos/30 victorias” y su posterior ascenso a la Segunda División. Eran los finales de los años sesenta.
No era fácil que un jugador tan joven y modesto se hiciera con un puesto en el primer equipo. Pero Bouso, el entrenador, no quería dejarlo marchar y por eso la directiva de Florencio Alvarez le buscaba hueco en equipos notables, como cedido. Mientras esperaba destino jugaba con un segundo equipo que tenía aquel destacado C.D.Ourense y cuyo filial aún un era la Agrupación Deportiva Couto . Y defendió sucesivamente los colores de Lugo, Lemos, Unión Popular de Langreo, Compostela…pero siempre vinculado al Ourense.
Eliseo se encontraba tan a gusto aquí que, manteniendo su ilusión, aceptaba aquella vida deportiva. Más, cuando en los años setenta el amor le dio más motivos para afincar entre nosotros al contraer matrimonio con Elvira Fabello, una joven ourensana. Tuvieron dos hijos, David y Ana. Y, laboralmente, buscó el enrolarse como administrativo en una empresa de aquí, compaginando con fútbol provincial como jugador y hasta entrenador titulado.
Se caracterizó como un futbolista técnico y fuerte, que destacaba en las labores defensivas. Que se entregaba en cada partido, por lo que sus servicios eran muy solicitados por equipos destacados de nuestra provincia. Fueron pasando los años y también, de manera permanente, fue uno de los apoyos de Luis Soria en la organización de la Asociación de Entrenadores “Afiador”. Finalmente, anteayer, a los 71 años, hubo de enfrentarse a una terrible situación que no pudo superar: una grave complicación oncológica que truncó su vida.
Eliseo será despedido a mediodía de hoy en la capilla del Tanatorio As Burgas y su familia trasladará sus restos a su parroquia natal en Foz, donde recibirá sepultura.