Cartas al director

OBITUARIO | Hasta siempre, Padre Pascual

Nuestra Virgen de los Milagros ya tiene quien la mime en el cielo. Nuestro queridísimo Padre Pascual decidió, el pasado lunes 3 de septiembre, reunirse con su querida Santiña. En plena Novena, en la fiesta de la Señora do Monte Medo que a él tanto le gustaba. Y a nosotros nos ha dejado un vacío en el alma y el corazón roto.
Iba a escribir una nota, intentando que fuese formal, describiendo la maravillosa carrera de nuestro Padre Pascual, sus logros, sus éxitos, diciendo la enorme capacidad de trabajo que tenía y todo lo que hizo, pero las lágrimas que empañan mis ojos hacen que me dé cuenta de que con el Padre Pascual, lo que manda es el corazón.

Nuestro Padre Pedro Pascual era un hombre bueno, amable, afable, cariñoso y empático. Sabía ponerse en la piel de la gente que íbamos a hablar con él. Sabía entender muchas cosas a pesar de la posición que ocupaba y de sus creencias. Con él era todo fácil. Siempre encontraba alguna forma de solucionar lo que tú pensabas que iba a ser un problema. Siempre tenía un cariño para ti, unos abrazos reconfortantes, las palabras justas en el momento adecuado.
Sus homilías eran escuchadas con verdadera atención e interés, porque era un gran orador, pero también porque esperábamos ese momento en el que conseguía arrancarnos a todos una sonrisa. Porque él era así, era luz, era la sonrisa del Santuario, era esa persona a la que estarías escuchando toda la vida, porque siempre aportaba sabiduría. 

Ahora nos faltarán sus besos y sus abrazos. Esos que nos daba cuando íbamos a saludarlo, al finalizar la misa, a las puertas del Santuario. Y siempre había tanta gente rodeándole… y siempre tenía tiempo para todos… y siempre tenía las palabras justas para todos. 

Ahora, ya no habrá quien le cante el “Cumpleaños feliz” a nuestra Virgen de Los Milagros, la noche del Rosario de las Antorchas. Las novenas ya no serán nunca igual. Nos faltará su voz, su alegría, su manera de conseguir que todos cantásemos sin importarnos si aquello estaba bien visto o no. Él quería como nadie a Nuestra Santiña. Y se lo demostraba de la mejor forma que sabía, siendo él mismo. Y por ser así era por lo que le queríamos tanto... y tanta gente.
Le echaremos muchísimo de menos Padre Pascual, somos muchísimos los que hemos sentido su marcha, guardaremos en nuestros corazones las celebraciones vividas, las reuniones familiares compartidas, los consejos que nos dio, las risas complices y los momentos de oración. 

Ha partido hacia su última misión, la Misión del Cielo, dejando un enorme vacío en el Santuario y una enorme pena en nuestros corazones. Pero mirando a nuestra Virgen de Los Milagros, estoy segura de que la he visto sonreír, porque sabe que no podría tener a nadie mejor a su lado.
Descanse en Paz Padre, toda esa paz que supo transmitirnos durante toda su vida y cuide de nuestra Santiña hasta que volvamos a encontrarnos.
Siempre en nuestros corazones.
Mariela, Eva y Manuel.