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Los otros polvorines de la ciudad

Algunos de los puntos de la provincia abandonados o sin concesión.
photo_camera Algunos de los puntos de la provincia abandonados o sin concesión.
El complejo hostelero de las Pozas de Maimón, calcinado en la madrugada del domingo, no es el único edificio público abandonado o sin uso de la ciudad, donde se acumulan espacios que precisan una urgente actuación.

El incendio del complejo de las Pozas de Maimón, pese a apuntar las primeras hipótesis a la intencionalidad como causa, ha dejado en evidencia al Concello de Ourense por el mantenimiento de un espacio sumido en el abandono desde que el último negocio allí ubicado bajó la persiana en 2015. Escombros, suciedad o maleza convertían a este inmueble en un polvorín, algo de lo que por desgracia puede equipararse a una larga lista de lugares de titularidad pública que languidecen mientras siguen en el cajón del olvido los proyectos para sacarles partidos convirtiéndoles de esta manera en parte de la depauperada oferta turística y de ocio de la ciudad. El alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, censuraba reiteradamente estas situaciones y prometía soluciones, sin que hasta ahora las haya aportado.

Ni siquiera el centro urbano se libra de esta situación. En pleno corazón de Ourense, lo que debería ser un espacio de referencia como As Burgas es ahora un solar degradado tomado por la maleza y escombros y un edificio como la antigua prisión provincial cerrado a cal y canto desde 1987, que tiene que ser reparado periódicamente para evitar la caída de escombros a la vía pública. La revitalización de este enclave está directamente ligado con el laberinto urbanístico.

También en plena urbe se encuentran otras dos cafeterías de titularidad municipal, como el complejo de Maimón, que tienen sus puertas cerradas. Junto al Parque de San Lázaro está el establecimiento del Jardín Japonés, mientras que en el Parque Miño sigue sin uso el bar, después de que el concurso para adjudicar su gestión resultase fallido. Okupas ya han tomado en ocasiones el lugar.


Entorno fluvial


En la periferia, el desarrollo termal y turístico sigue claramente lastrado por el desastroso desenlace de diversas actuaciones. Uno de los más polémicos, sin duda, es el proyecto del centro de interpretación de parques naturales, convertido en un mamotreto que afea el entorno del Miño y al que solo se le ofrecieron dos alternativas: su demolición o un gran muro perimetral para tratar de hacerlo viable. No se mueve nada desde 2012.

No muy lejos de allí, el camping de Untes sigue cerrado. El servicio cesó en el verano de 2015 y tras dimes y diretes con la concesionaria, el Concello recuperó la posesión, redactó un proyecto cercano al millón de euros pero sigue a la espera de informes para convertirse en realidad. Ha sido víctima de robos y destrozos, señalando el gobierno local que "hay vigilancia cada cierto tiempo".

A estos espacios se ha sumado recientemente el matadero municipal, cuya concesión venció y su futuro parece ligarse al desarrollo termal. La dinamización debe venir también de la Plaza de Abastos de A Ponte, que ya va camino de los cinco años deteriorándose y languideciendo. "Lo hemos hablado y cada concejalía ya trabaja en sus campos. Esperamos encontrar soluciones", señalan fuentes del gobierno local sobre la situación.  

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