Opinión

Pablo Casado debe mover ficha

Lleva más de dos años al frente del PP y es momento de mover ficha, de dejar atrás  las quejas permanentes de que el  presidente de gobierno no responde sus llamadas y, cuando hablan, no atiende sus requerimientos. Pablo Casado, en este tiempo, no ha hecho nada excepcional excepto romper con  Vox en un discurso que provocó esperanzas  los votantes que la habían perdido irremediablemente y buscaban ya otras siglas. Pero después de aquella intervención parlamentaria el líder del PP ha vuelto a la situación anterior. Al segundo plano, a  la casi irrelevancia.

Casado, como líder  de la oposición, no puede mantenerse cruzado de brazos mientras otros han encontrado su sitio. Ciudadanos,  con la mano tendida al gobierno y rompiendo así el discurso de Sánchez de que necesitaba la ayuda de partidos indeseables ante la necesidad de aprobar los Presupuestos; Vox, con un escoramiento hacia el populismo de ultraderecha que le ha permitido captar votos y garantizarse una presencia permanente en los medios de comunicación. Presencia  que no es tanta para el PP de Casado, pero  no por intereses espúrios como denuncia ese partido, sino porque el PP no ha protagonizado iniciativas que merecieran ser recogidas. La prueba es que sí han tenido protagonismo Almeida, Feijóo, Moreno, Ayuso y otros, que han hecho los deberes.

Dos años y medio son muchos, y Casado debería reflexionar sobre las razones de no destacar suficientemente en la vida nacional. A Rivera las urnas le expulsaron de la política porque no supo ver que estaba en su mano impedir que Sánchez formara gobierno con un partido que, se sabía, era letal para España. A Casado le toca ahora, o debería tocarle, acercarse a Sánchez y no levantarse de una mesa negociadora hasta alcanzar  acuerdos que son fundamentales. Como hicieron PP y Psoe cuando fueron gobierno y oposición y se enfrentaron juntos al terrorismo, pactaron políticas comunes en Europa y en los más difíciles escenarios internacionales, o trabajaron codo con codo para elaborar conjuntamente el delicado decreto de abdicación del rey Juan Carlos. Hay que hablar ahora de Justicia y de la Ley de la Corona, por mencionar solo dos asuntos que no se puede dejar en manos de Podemos.

España va en picado hacia el desastre si se mantienen los acuerdos de coalición que impone Iglesias, y solo Casado puede impedirlo.  No hay más que marcar el móvil de Sánchez, sin intermediarios, y decirle que está dispuesto a hablar. De todo. Situaciones más tensas se han salvado gracias al buen hacer, el patriotismo y el sentido de Estado de políticos a los que no unía nada excepto su animadversión personal. 

Sánchez ya no se siente tan cómodo con Podemos. Una buena oportunidad para que Casado demuestre si le preocupa de verdad España y se arriesga a dar pasos valientes. Los mejores políticos españoles lo han hecho en situaciones complicadas, y alcanzaron los grandes acuerdos que hicieron bueno este país.

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