Cartas al director

De un Palacio a un cochitril

Tradicionalmente los edificios destinados a la Administración de Justicia se denominaban palacios. Esa denominación no era baladí, por un lado constituía una forma de dar relevancia a algo tan importante como la Justicia y por otro ejecutar una construcción útil para la función que en el edificio se desarrollaba.

En consecuencia, el palacio arquitectónicamente se configuraba con amplios vestíbulos, pasillos suficientemente dimensionados, grandes escaleras con peldaños suaves, despachos y oficinas con amplios ventanales para poder ventilar y trabajar con luz natural, asimismo salas de vistas con distinción y a la fachada. De ello es una muestra el Palacio de Justicia que se conserva.

Pero después construyeron un “edificio judicial”, que solamente conserva arquitectónicamente del palacio la similitud de dimensión de los vestíbulos. Las únicas escaleras para el público,que son también la salida de emergencia, solamente permiten descender de uno en uno y con peldaños muy altos y están situadas en la zona más oscura. No se ha tenido en cuenta que las personas en situación de pánico se dirigen siempre al lugar más iluminado, que aquí es el contrario. Las oficinas de los funcionarios son interiores, sin ventilación exterior y con luz artificial permanente. Las salas de vistas son tugurios también interiores, con permanente luz artificial y sin ventilación natural. Es edificio del que no se puede evacuar a las personas por la fachada en caso de incendio, alarma o pánico. Sencillamente, a los arquitectos y a quienes aprobaron el proyecto les debió quedar la cabeza descansada. Del edificio judicial han retirado hace poco tiempo un pomposo cartel de obras que rezaba: “Obras de mellora da eficiencia enerxética do novo edificio xudicial de Ourense”. El cartel me incomodó, porque resulta difícil de asimilar cómo se puede tener la desfachatez de publicitar que un edificio de construcción antes de transcurridos cinco años de su terminación, necesita obras de mejora de la eficiencia energética. Y al retirar el cartel se entiende que la obra estaba recepcionada, por eso intenté averiguar en qué había consistido aquella obra anunciada tan pomposamente. Resulta que consistió en la colocación de 86 cristaleras. 

Se constata la apertura de ventanas al exterior en los despachos de Jueces y Letrados de la Administración de Justicia. Y para ventilar las oficinas, mejor dicho cubículos, de los/as funcionarios/as se abrió una ventana a un pasillo interior que las separa de las de los Jueces y Letrados. Y por el lado de los vestíbulos al público, no se aperturó ninguna. No es preciso ver el proyecto para darse cuenta de que esa obra no sirve en absoluto para resolver ningún problema energético. Tampoco va solventar la falta de ventilación natural del edificio (la ventilación forzada es totalmente ineficaz). Y para llegar a esa conclusión no hace falta tener título. Lo que resulta incomprensible es que haya profesionales que firmen y dirijan ese tipo de obras totalmente ineficaces y que los de la Administración los visen.