crónica

A Palleira do Cuco busca dueño

A Palleira do Cuco de Velle, en venta (JOSÉ PAZ).
photo_camera A Palleira do Cuco de Velle, en venta (JOSÉ PAZ).
El célebre lugar de reunión del Cuco de Velle está en venta desde hace años. Una generación pasó allí horas entre música y vino. Se apagó su voz, se silenció su acordeón, se traspasan ahora también sus recuerdos.

Ya no queda ni el Paraguas do Xosé, bajo el que te ponías pingando a nada que cayesen cuatro gotas. No consta el artilugio en el inventario que dejó O Cuco de Velle cuando cerró A Palleira, en la vieja carretera de Monforte, en Velle. Pero consta que la letra de la canción popular que el propio Cuco y su charanga amateur incorporaron al disco que grabaron se canturrea todavía en algún sarao y cuando los efluvios del tinto a granel provocan exaltaciones de la amistad. 

Ya no queda ni el paraguas en la palleira a la que el célebre personaje dotó de particular vida sobre todo los domingos por la mañana durante sus buenos años de música, vino, empanada y pulpo. Aquella casa está hoy en venta, los recuerdos con ella. O Cuco de Velle, oficialmente Claudio González Añel (Velle, 1916-1993), tenía alquilada esa propiedad que convirtió en un lugar de peregrinación para la troula local durante años. 

La antigua palleira (en realidad era una bodega con más o menos arte) y la vivienda superior forman parte de un mismo lote que sale a la venta por 60.000 euros, según la información que ha trascendido de la operación. La propietaria, que reside en Zaragoza, se desprende de una casa que para ella guarda los recuerdos del patrimonio familiar y para cientos de antiguos usuarios de la palleira mantiene vivencias. La venta de este patrimonio no se ha decidido anteayer, ya que en la zona reconocen que se han producido varios intentos de compra, fallidos a la postre.

El lugar, como el recuerdo de Claudio, se fue apagando. Su figura breve, sus gafas rotundas, su voz bien impostada, su acordeón se han ido por la puerta de servicio. No queda más que una breve ensoñación para una generación que disfrutó parcialmente. El local franqueaba sus puertas los domingos por la mañana, los coches quedaban debidamente mal aparcados en la carretera de Monforte, a beber se salía a plena carretera porque el local es pequeño. Allí, el boca a boca propició la eclosión de una forma de reinterpretar los cantos de taberna. Ese mismo boca a boca puede permitir que la palleira encuentre dueño pronto.


Música y fiesta estaban en su ADN

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Claudio González Añel curtió su simpatía y buen humor en decenas de festejos por toda la provincia. Reclamado como acordeonista, pero también como cantante y hombre de fiesta. En Velle se dejó acompañar por una serie de fijos que frecuentaban la palleira y decidieron dar un paso más para inmortalizar sus canciones en vinilo. Aquello fue la Charanga do Cuco de Velle, un grupo de voluntariosos de la música que ponían todo de su parte. No faltaron citas televisivas y su figura trascendió más allá de su famosa palleira. En realidad esta no fue más que una especie de epílogo a una vida en la que la música, la amistad y la fiesta eran lo importante. Tuvo algunos homenajes, alguno "post mortem", y su nombre regresa ahora de tarde en tarde al recordatorios de tipos populares.

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