REPORTAJE

Patrullando Os Milagros

photo_camera Parte del grupo de voluntarios de Protección Civil del concello de Ribadavia.

Se calcula que hasta Os Milagros peregrinan, durante la novena que se celebra estos días, alrededor de 150.000 personas. Ochenta y un voluntarios de Protección Civil se encargan de velar por 
la seguridad de los visitantes.

Poco antes de las 12,00 horas, en los accesos del santuario de Os Milagros se aprecia el trajín de coches que llegan para la misa de doce. Los fieles se apuran para no llegar tarde y ojalá, encontrar asiento dentro del templo. Desde fuera se escucha por megafonía el inicio de la ceremonia y la calma reina en los jardines de la entrada. No obstante, en la esquina derecha de la explanada, una joven se acerca al puesto de los voluntarios de Protección Civil para explicarles que a su padre le acaban de robar la cartera. "A verdade é que non atopamos nada tirado, pero no caso de facelo, avisarémola", le contestan. "Nós estamos aquí para dar información útil sobre a zona, coordinar o tema do tráfico, guiar a xente cando hai aglomeracións e axudar nas emerxencias" explica Pepe Gómez, coordinador de Protección Civil en la novena de Os Milagros desde hace 14 años. El operativo de seguridad se realiza de forma conjunta con la Guardia Civil y la Policía Autonómica. Además, en las jornadas de mayor afluencia, también cuentan con una ambulancia.

Cada día, Gómez dirige a un grupo distinto que llega desde diversos puntos de la provincia. En total, 81 personas de 14 unidades de los concellos de Baños de Molgas, Manzaneda, Ourense, Coles, Castro Caldelas, Maceda, Vilar de Barrio, Xinzo de Limia, Barbadás, Sarreaus, Xunqueira de Ambía, Paderne de Allariz, Ribadavia y Maceda colaboran con el operativo. En la noche de las antorchas, el sábado 7, la organización también cuenta con una dotación especial de voluntarios, que se ocuparán de evitar incendios, con ayuda de una motobomba.


Intensas jornadas


El trabajo de Protección Civil comienza a partir de las 8,30 horas, cuando las agrupaciones llegan al punto de información de la entrada del santuario y se dividen las tareas. Mientras dos o tres personas se quedan en el puesto, el resto se reparte por las distintas localizaciones. Tras la comida, a la que los invitan los Padres Saúles, vuelven a su jornada, hasta las 21,30 horas. 

"Nos días grandes, como o 7 ou o 8, claro que estamos máis estresados, pero a xente colabora moito con nós e atende as nosas indicacións en todo momento", comenta. Y añade: "Polo momento, está sendo unha novena moi tranquila, e esperemos que o siga sendo".

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