Quedan pocos días para Samaín, el Halloween, la Noite Meiga que se lleva celebrando desde hace siglos. Los celtas despedían el verano, conectados a los dioses de la naturaleza, y nosotros nos reunimos con la luz apagada para ver pelis de miedo. Como un Iker Jiménez de baratillo, recorro las calles del Casco Vello preguntando a los ourensanos por sus pesadillas: quiero saber qué obras de ficción les mantienen despiertos por la noche, conjurando imágenes de espectros asesinos, de brujas sedientas, de lobisomes aullantes...
"Uy, yo de eso no tengo ni puta idea".
Oh. Bueno, nadie dijo que iba a ser fácil desenterrar los pavores de la psique nudosa. Me despido del buen hombre que espera fuera de una tienda de ropa del Paseo y sigo mi camino, cuaderno en mano. Seguro que es más fácil con los siguientes. Saludo a una joven muy simpática: "Buenos días, para La Región, ¿podrías recomendarnos alguna serie, alguna película o algún libro para celebrar el Halloween en casa, ya que este año no habrá muchos eventos?".
"Ehhhh, no, lo siento, no se me ocurre nada".
Y otro: "Uy, pues no sé, la verdad".
Y otra más: "Me encantaría, pero yo es que de películas de terror, no...".
Me desanimo, viendo que el espíritu de la noche de brujas no cala en las calles empedradas. Venga, un intento más: una chica espera a alguien en una galería de Santo Domingo. A la pregunta, se le ilumina la cara: "Soy aficionada al género de terror, y últimamente no veo muchas películas que me asusten de verdad, pero recientemente me gustó Expediente Warren". ¡Por fin! Parece que los astros se alinean, como preparando un conjuro. Sacó rápidamente el cuaderno y -previo permiso- aboceto rápidamente su recomendación:
A partir de aquí, todo es más sencillo. La siguiente pareja que me atiende -Breo y Vanesa- son unos entusiastas del Samaín. "Ya tenemos toda la casa decorada con murciélagos", confiesan, divertidos, y proceden a lanzar una nueva batería de recomendaciones 100% aptas para la estación.
Concluyo mi paseo con algunas recomendaciones más -las dibujo aquí debajo- y con la sensación de que, a pesar de que la situación sanitaria provocada por el covid-19 agua todas las fiestas, el terror encuentra la manera de salir reptando a la superficie. Las meigas volarán, una noche más, por el cielo de Ourense.
