DE QUE SE FALA

Pies y calzado infantil

photo_camera Un cuidado periódico de los pies es fundamental tanto en niños como adultos.

Los podólogos Sonia y Navor aportan una serie de recomendaciones a padres de niños y jóvenes

A menudo, los pacientes nos transmiten su  preocupación en torno a las dolencias que los niños pueden adquirir al caminar descalzos. Nada más lejos siempre y cuando sigamos una serie de recomendaciones. Numerosos estudios avalan la relación directa entre los pies descalzos y el desarrollo neurológico del bebé, es durante el primer año y medio de vida que se produce la etapa de mayor cambio neurológico. El sistema nervioso, además de información del exterior, también recibe información del interior, que tendrá una relación directa con equilibrio y coordinación motora. Si calzamos al bebé, estará perdiendo esa información tan importante. Por lo tanto, el pie debe estar en contacto con las distintas superficies para poder estimular sensaciones y reflejos. El miedo a un resfriado no debe anteponerse al correcto desarrollo del niño ni tampoco la estética, calzando unos zapatos o zapatillas a un bebé en pleno desarrollo, antes incluso de que gateen, metiendo dentro de una horma un pie que no terminará su formación hasta unos años más tarde. Bastará con poner unos calcetines que los resguardarán del frío, pudiendo incluso ser antideslizantes. 

Antiguamente, cuando un niño empezaba a caminar, se aconsejaba calzado rígido con caña por encima del tobillo para dar estabilidad al pie del infante. De esta manera, el calzado sustituye la función de los músculos, tendones y ligamentos, haciéndole un flaco favor al desarrollo del pie y la marcha.

Actualmente, los padres acuden a los podólogos, complementando las consultas periódicas de su pediatra, con el afán de resolver sus dudas y  prevenir posibles  patologías que antiguamente se dejaban evolucionar. Hoy en día, una intervención temprana permite resolver numerosos problemas antes incluso de que se conviertan en estructurados, bien sean congénitas o adquiridas, como es el caso de dedos supraductus (dedos montados sobre otros), o casos más severos como pies equino varos, que pueden llegar a ser motivo de importantes cirugías, dependiendo del grado y de su evolución, en el caso de prorrogar su correcto diagnóstico y tratamiento, pudiendo ser llevado a cabo por podólogos especializados que hayan orientado su formación hacia el pie infantil. 


Calzado infantil


Una buena inversión en calzado no significa siempre la opción más cara. A menudo vemos en consulta como los niños utilizan zapatillas deportivas de conocidas marcas, publicitadas por personas de renombre que no siempre cumple los mínimos exigibles como son estar hechos de materiales transpirables. Existen empresas que fabrican calzado para pie infantil muy específico, adecuado y adaptado a las necesidades de estos pequeños pies en formación.

Es habitual que el calzado infantil sufra un mayor desgaste en su cobertura que en su suela, debido a los juegos y deportes que practican los más pequeños de la casa. Tanto el desgaste como el crecimiento rápido del pie hacen que la vida media del calzado se sitúe en torno a los 6 meses.
Los consejos que solemos dar en cuanto al calzado son: 

En la etapa en la que el bebé no gatea aún, deberán protegerse los pies del frío solamente, con calcetines de materiales naturales que no presionen en exceso, para no condicionar el desarrollo del pie a una forma prefijada.

En la etapa de gateo, el calzado deberá ser blando, sin suela, con protección en la zona de los dedos. 

En los primeros pasos, la evidencia científica recomienda, calzado por debajo del tobillo, muy flexible y con contrafuerte que proporcione un ligero control. La marcha será más inestable, pero su desarrollo muscular será más fisiológico. En cambio, si utilizase constantemente, durante esta etapa, bota rígida, esta sustituiría a la musculatura estabilizadora, y al retirarla, la marcha podría ser inestable. 

Cuando la psicomotricidad está más desarrollada, se recomiendan calzados flexibles y con poco drop (diferencia de altura entre antepié y zona de talón) para evitar el acortamiento de la musculatura posterior; que sean acordonados o con velcro para un mejor ajuste, y de materiales transpirables, no necesariamente de piel, ya que las tecnologías actuales permiten tejidos sintéticos con una alta transpirabilidad, para niños que pasan muchas horas al día calzados entre colegio y actividades extraescolares. Siendo tan importante el material del calzado como el del calcetín para evitar el exceso de sudoración. 
Recomendamos al menos una visita preventiva al año al podólogo, una detección temprana puede evitar males mayores en los pies de niñas y niños, esta visita se hace aún más importante entre los 3 y los 6 años por su especial influencia en la marcha. 
La Podología, ya que no es una especialidad incluida en la cartera de servicios de la Sanidad Pública en Galicia, por ello gran parte de los paciente pediátricos acuden a nosotros para curar y no para prevenir futuros problemas, a menudo evitables o minimizables.

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