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La planificación estratégica en el sector público

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photo_camera Elaboración de un plan de gobierno.

La gestión de los recursos públicos está inmersa en un escenario de cambios económicos, sociales y políticos, que precisa de una adecuación de los recursos humanos y materiales de las organizaciones públicas.  

La gestión de la actividad pública ha cambiado mucho en los últimos años. La gestión de los recursos públicos está inmersa en un escenario de cambios económicos, sociales y políticos, que precisa de una adecuación de los recursos humanos y materiales de las organizaciones públicas.  
Así resulta habitual la aplicación de técnicas y enfoques empresariales, con la oportuna adaptación a las características de lo público, para mejorar la gestión de los servicios y prestaciones sociales. Una de estas técnicas es la planificación estratégica, que ha permitido importantes avances en el funcionamiento de las organizaciones.


La planificación estratégica es una herramienta que posibilita que las organizaciones sean capaces de emplear las fortalezas de una entidad para aprovechar las oportunidades, reducir sus debilidades y anticiparse a las amenazas (análisis DAFO). Asimismo, la planificación estratégica establece aquello que es necesario realizar en base a las capacidades de la organización evaluada.


En los últimos años la planificación estratégica está siendo uno de los ejes fundamentales de reforma de la gestión pública, para adecuar su funcionamiento a las crecientes necesidades de los ciudadanos. Para ello es imprescindible evaluar económicamente todo los recursos y resultados, ya que aquello que no se puede medir, es difícilmente gestionable.


Los responsables de la gestión pública tienen la obligación de saber qué hacer para mejorar el funcionamiento de su organización, de prever las consecuencias de todos los cambios del entorno sobre su estructura organizativa, de organizar adecuadamente los recursos y las capacidades y de mejorar la calidad de sus actividades.


Gracias a la planificación estratégica se consigue una evaluación sistemática de las actividades de la organización pública, que posibilita la definición de los objetivos a medio y largo plazo, de sus metas y el desarrollo de las estrategias para conseguirlos. Con la planificación estratégica se trata de prever y establecer las acciones que pueden llevar a la organización pública hacia el futuro.


El equipo de dirección es el responsable de desarrollar el plan estratégico y de establecer sus objetivos a medio y largo plazo. Además, deben marcar las metas, planes y políticas de carácter estratégico y los recursos para conseguirlos, además de realizar un seguimiento por etapas.
La primera experiencia de aplicación de la planificación estratégica en el sector público fue en EE.UU. en la década de los cincuenta, generalizándose a partir de los años ochenta. En España hubo que esperar hasta mediados de la década de los noventa para encontrar el primer ejercicio de planificación estratégica en una organización pública. Sin embargo, en la actualidad es algo habitual que las entidades públicas cuenten con su plan estratégico.


La planificación estratégica, como herramienta para el desarrollo adecuado de las organizaciones públicas presenta una serie de beneficios, que recomiendan su aplicación, pero al mismo tiempo, también tiene un conjunto de dificultades que deben tenerse en cuenta.
Entre los beneficios está la necesidad de establecer una definición clara de los objetivos y de sus campos prioritarios de actuación. En segundo lugar, la planificación estratégica precisa que las organizaciones públicas establezcan acciones específicas que se desarrollen para conseguir dichos objetivos. En tercer lugar, con la planificación estratégica se consigue mejorar en la toma de decisiones públicas y la asignación eficiente de los recursos. En cuarto lugar, se potencia la comunicación entre las distintas unidades y colectivos que conforman la organización pública. En quinto lugar, la planificación estratégica dinamiza los sistemas de gestión, desarrollando unidades organizativas proactivas, preparando a las instituciones públicas para los desafíos futuros.


En relación a las dificultades, para que la planificación estratégica funcione es necesaria la voluntad política de iniciar el proceso y conducirlo. En segundo lugar, se debe disponer de los recursos suficientes y de una estructura adecuada que organice, conduzca y controle todo el proceso. En tercer lugar, hay que definir con claridad los usuarios de los productos y servicios ofertados. En cuarto lugar, es habitual que existan dificultades para definir los principales desafíos y objetivos de las organizaciones públicas. En quinto lugar, la planificación estratégica no puede ser sólo un esfuerzo aislado del equipo de gobierno o de un determinado grupo de personas. Finalmente, hay que considerar la resistencia a los cambios de los colectivos que conforman las organizaciones públicas y el peligro de utilizar la planificación estratégica como un mero instrumento de publicidad.

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