Opinión

La política de los políticos ¿o la de los expertos?

Se le atribuye a Manuel Fraga, en su estancia en Londres, la frase: Dudo del gobierno de expertos y, en cualquier caso, el experto al lado y nunca encima. Al inicio de mi actividad política como alcalde -años hace-, al acudir a realizar gestiones municipales, trataba en Delegaciones y Consellerías con personal de la categoría de Directores y Secretarios Generales… que, a las primeras de cambio, tras un intercambio de impresiones, me espetaban: ¡Yo soy técnico!; lo que daban a entenderme que eran expertos o expertillos de la materia, pero se desentendían de la política, aunque sus presencias en el despacho fuera por decisión política. También le escuché al ex ministro Carlos Solchaga: un experto es un político, que además sabe de algo. En esta temporada de confinamiento tengo memorizado, de tanto escucharle al presidente del Gobierno: “Lo que dicen los expertos, lo que digan los expertos, según los expertos…”. Pero, al final, no hay que ser muy avispados para darse cuenta que cuando una acción o decisión sale bien, es por obra y gracia del político y, por el contrario, si sale jodida fue una decisión tras oídos los expertos; así en plural, que es de mucha cara zampársela y responsabilizar a uno solamente. 

Lo dicho, viene a colación, porque la actualidad de las cifras y estragos perniciosos, que nos depara la pandemia, recae en los expertos. En todas las ruedas de prensa, el presidente del Gobierno apela a los expertos; tanto en lo que se hizo, lo que se está haciendo y en el futuro. ¡Ahora bien!, al equiparar resultados –contagios y muertos- con el país vecino de Portugal, ahí ya introduce variables…, que para mí son de conveniencia política. Efectivamente, España y Portugal, están en una misma península, con más de 1.200 km de frontera y dos gobiernos de izquierda. Y a mediados de abril las cifras arrojaban que, mientras Portugal tenía 18.091 casos confirmados y 599 fallecidos, en España eran 177.644 casos confirmados y 18.708 fallecidos. Cifras que se fueron sucediendo en la misma proporción en semanas posteriores. Y si a presupuesto destinado a sanidad se refiere, el de España en mayor; teniendo en cuenta que la población española es un poco más de cuatro veces la portuguesa.

Ante las cifras tan antagónicas, tocan explicaciones políticas interesadas. 1) Es que en Portugal, la derecha en la oposición está sin fisuras con el gobierno, apoyo y lealtad. Y se repite, la frase del líder de la derecha, Rui Río: “su suerte, será nuestra suerte…” Existe unanimidad de acción política, parafrasean desde el Gobierno de España. Eso sí, sin advertirnos que, si el líder de la derecha española no tiene el comportamiento de su homónimo portugués,  es debido a que el presidente del Gobierno de España no es, ni se parece en nada en su comportamiento político, al portugués. 2) ¿Dónde está, entonces, el meollo del diferente comportamiento?: En la gestión de la pandemia, ¡claro que sí! En Portugal se tomaron decisiones a tiempo y acertadas, medidas que en España, no. El 13 de marzo, el primer ministro portugués (Antonio Costa) decretó el estado de alarma, con la diferencia: Portugal sumaba 112 positivos, ninguno mortal; mientras España ya contabilizaba 6 mil contagios y 132 muertos. Diferencia, ¿verdad?

Así, en el transcurso de la gestión, a 18 de abril, la cifra de muertos de COVID-19/millón de habitantes es de 67 en Portugal; en España 429. A sabiendas que, el gasto público en salud de Portugal está por debajo de España. Vaya esta aclaración para los teóricos de los recortes, que son los mismos que omiten la gestión de la pandemia: Portugal fue el país, junto a Alemania, de los que más pruebas realizó por millón de habitantes: 27.925 test/millón de habitantes, lo que le permitió tomar delantera y obligar al confinamiento domiciliario a los positivos. En España, a esa fecha, nos indican que no se llegó a 19 mil test/millón de habitantes. Siendo lo más importante efectuar las pruebas al inicio de las pandemias, no cuando hayan pasado casi dos meses de su estallido. Los test practicados al inicio permiten identificar a los contagios y proceder a aislamientos para evitar la propagación de la enfermedad. Y en esta decisión España figuraba, a mediados de abril, entre los peores países de las estadísticas. ¡Saquen conclusiones!

¿Y con los expertos de España?: “Los responsables públicos debemos dejarnos guiar por los expertos y sólo por ellos, como estamos haciendo…” (Pedro Sánchez). Por manido el tema, no reproduzco las manifestaciones del director de Coordinación (Fernando Simón), que dirige el Comité Científico del COVID-19, al que pertenecen Antoni Trilla, jefe de servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología: “Se está generando una histeria sin fundamento… sólo es una epidemia en China. Mira que si se descubre que el percebe es un huésped de coronavirus, la que se iba a liar…” O Hermelinda Vanaclocha, subdirectora general de Epidemiología: “Hay una epidemia de miedo, probablemente más importante que la del coronavirus”. Entre otros, estos son expertos del presidente del Gobierno. Mientras Portugal ya estaba manos a la obra. Cómo para exclamar: el experto al lado, nunca encima.

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