Con tres bocas que alimentar, el trabajo es su gran preocupación. Cree que tendría que ser la apuesta de los candidatos que aspirar a gobernar después de las elecciones del próximo domingo.
Hace cinco años, Víctor Aguilar González agarró los bártulos para desandar el camino que años antes habían recorrido sus antepasados. "Me marché de Venezuela por la situación política del país". En Ourense ha conseguido armar una nueva vida". Tenía 25 años cuando salió de Caracas y con la treintena cumplida ya ha levantado familia numerosa, un colectivo cada vez menos numeroso, ya que el personal retrasa la edad para traer descendencia a este mundo. "Tengo tres niños pequeños, trabajo para sacarlos adelante...", comenta después de despachar una porción en la pizzería Dolce Vita.
Del revuelo político ha salido escaldado y por eso no le presta demasiada atención a la campaña electoral. "Y puedo votar porque tengo DNI", subraya. "Por lo poco que he escuchado y leído, entiendo que hay el riesgo de que esto se pueda parecer a Venezuela y eso me parece peligroso. Si sube el baro y cierran los locales de negocio mientras se prometen medidas asistenciales no son señales positivas el futuro", advierte.
Con tres bocas que alimentar, el trabajo es su gran preocupación. Cree que tendría que ser la apuesta de los candidatos que aspirar a gobernar después de las elecciones del próximo domingo. "A los políticos les pido iniciativa para buscar oportunidades de empleo que puedan ayudar a la gente más desfavorecida". Imaginación es el ingrediente, pero la campaña se ha convertido en un cruce de reproches. Por eso todavía no sabe si acudirá a votar. Víctor también hace "música urbana". Rapea bajo el nombre de King Kian y ha compuesto "dos temas dedicados a Venezuela y otros con temática de aquí".
