Educación

Premio por divertirse con las mates en Bachillerato

Iria González y Samuel Civeira, en el IES Eduardo Blanco Amor. (Foto: Óscar Pinal)
photo_camera Iria González y Samuel Civeira, en el IES Eduardo Blanco Amor. (Foto: Óscar Pinal)
Iria González y Samuel Civeira, alumnos del IES Eduardo Blanco Amor, descifraron los secretos del juego de cartas Dobble, un trabajo que les ha valido el segundo premio de los Stephen Hawking.

Las matemáticas pueden ser divertidas, o eso han demostrado Iria González y Samuel Civeira, alumnos del IES Eduardo Blanco Amor, en su trabajo de investigación sobre el juego de cartas Dobble. El proyecto les valió el segundo premio de los Stephen Hawking, impulsados por el IES Rosalía de Castro de Santiago de Compostela, una "sorpresa" muy inesperada –"Fuimos a presentar el trabajo para tener la experiencia, en ningún momento pensamos que nos fuesen a premiar"–. Son los únicos ourensanos premiados en esta edición, de entre 24 trabajos preseleccionados.

El juego

Los estudiantes conocieron el Dobble en las clases del STEMBach, el Bachillerato de Excelencia en Ciencias y Tecnología. "Durante las clases se planteó la idea de este juego, de que le faltaban cartas, de aprender otra geometría diferente... y nos pareció una idea muy interesante y que iba a ser muy divertido", explica González. El juego, que consiste en emparejar cartas que compartan un símbolo, se comercializa con 55 cartas, pero está incompleto. "Tendrían que ser 57 cartas, pero no es un número que se pueda dividir entre cinco jugadores, no se podrían repartir las mismas para todo el mundo. Por marketing, porque 55 es un número capicúa, dobble tiene dos bes...", cuenta González. "Hemos leído también que a la hora de imprimir, les faltaba espacio en el pliego, apunta Civeira. 

Durante los meses de investigación, los estudiantes se aproximaron a un tipo de geometría que no forma parte del currículum de matemáticas de ESO o Bachillerato. "Se ve en la carrera, más adelante", explican. "Eso nos motivó mucho, la posibilidad de ver algo distinto a lo que se ve en clases", asegura González, que valora en positivo la experiencia del STEMBach, pero asegura que implica un extra de tiempo y esfuerzo. "Está muy bien y hemos aprendido mucho, es muy interesante, pero es cierto que hay veces que tienes exámenes y otras cosas y te puedes llegar a estresar un poco", comenta.

Ahora perfeccionan el trabajo para presentarlo, como fin de la formación del STEMBach. Para el futuro, ciencias. "Yo no sé qué estudiaré, pero ciencias seguro", dice Civeira. "Tengo la suerte de saber desde hace años que quiero hacer mates", comparte González.

Te puede interesar