SALUD

Preparados para los problemas otoñales

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photo_camera No hay excusas para afrontar la llegada del otoño con energía y vitalidad.

Aprovecha el final del verano para reponer fuerzas tras el intenso periodo estival y revitalízate siguiendo una serie de consejos muy sencillos.

En una estación en la que los árboles empiezan a amarillear y perder sus follajes, en la que la costumbre de los días largos y las noches cortas dan paso a un equilibrio entre la luz y la oscuridad, nuestro cuerpo y mente van haciéndose a la idea de que el verano ha llegado a su fin.

Si juntamos la vuelta a nuestras obligaciones, la llegada de las lluvias y el descenso de las temperaturas, no es para nada raro sentirse triste, cansado y desganado ya que a nuestro cuerpo y mente les cuesta adaptarse tanto a la rutina perdida como al cambio de estación.  ¿Cómo podemos prepararnos para los problemas otoñales? Planteándonos objetivos que nos ayuden a consolidar hábitos de vida saludables.


Dieta rica en verduras


Para afrontar los cambios es importante sentirse fuerte y con energía, es por ello que las elecciones que hacemos día a día con respecto a nuestra alimentación juegan un papel fundamental. 

Tomar consciencia de los hábitos que tenemos nos puede ayudar a decidir qué podemos mejorar y de qué manera hacerlo, puede ser algo tan sencillo como incorporar mas fruta a diario, reducir el azúcar añadido al café, infusiones… probar algún alimento nuevo, aumentar la ingesta de agua, buscar nuevas recetas para tener alternativas dulces saludables…

Una dieta rica en alimentos de origen vegetal: frutas, verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos… nos aportará esas vitaminas y minerales, entre otros nutrientes, imprescindibles para afrontar el cambio con mayor vitalidad.

Cada estación nos ofrece gran variedad de alimentos y ahora en Otoño tenemos la suerte de poder disfrutar de maravillas como: uvas,  calabaza, setas, acelgas, alubias, kiwi, etc… productos de temporada con un precio más económico, mejor sabor, color… y respetuosos con el medio ambiente.


Actividad física progresiva 


Son incontables los beneficios tanto fisiológicos (mejora la forma y resistencia, regula la presión arterial, incrementa o mantiene la densidad ósea evitando la aparición de osteoporosis, ayuda a mantener el peso corporal, mejora la resistencia a la insulina, ayuda a mantener el tono muscular, mejora la flexibilidad y movilidad de las articulaciones) como psicológicos (mejora la autoestima, el estado anímico, el descanso, reduce el estrés)…

Para introducir el ejercicio en nuestra vida después de un periodo de inactividad debemos plantearnos objetivos realistas que nos ayuden a mejorar de manera progresiva y, siempre que sea posible y/o necesario, según nuestro estado físico y de salud, deberíamos acudir a un profesional que nos ayude en la planificación y asesoramiento.

Algunas ideas para comenzar o retomar la actividad podrían ser: salir a caminar, nadar o montar en bicicleta durante media hora (dos días por semana), participar en actividades grupales (senderismo, pilates, padel, yoga…) y poco a poco ir aumentando la intensidad y duración según las sensaciones que vayamos teniendo.


Descanso


El bienestar emocional completa la espiral de hábitos saludables que podemos trabajar. Vivimos rodeados de estímulos y a un ritmo acelerado que nos dificulta la desconexión y la tranquilidad. Mejorar el descanso y la calidad de nuestro sueño tiene grandes beneficios. Para conseguirlo podemos poner en práctica rutinas como: fijar un horario para irnos a la cama, evitar aparatos electrónicos (televisión, móvil,…), realizar pequeñas meditaciones al acostarse…

En conclusión, el otoño es un momento perfecto para retomar unos hábitos de vida saludables. 

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