Cultura

Celebra un Samaín de cine con estas 7 películas de terror gallego

Fotograma en blanco y negro de "La novia ensangrentada".
photo_camera Fotograma en blanco y negro de "La novia ensangrentada".

Desde el 'fantaterror' de los 70 al horror contemporáneo, la realidad gallega ha inspirado un buen puñado de películas terroríficas con las que celebrar la Noche de los Muertos

Quedan pocas horas para que los esqueletos salgan de sus tumbas y se enciendan los ojos de las calabazas. El Samaín ya está aquí: mañana, jueves 31, en la provincia de Ourense celebraremos esta fiesta que ensalza lo terrorífico y oscuro, que fue recuperada de la tradición celta por el profesor Rafael López Loureiro hace 30 años.

De hecho, en su libro “Samaín: A festa das caliveras” el investigador llega a decir que esta fiesta pagana inspiró el Halloween estadounidense, y que costumbres como tallar calabazas o nabos con rostros fantasmagóricos ya se llevaban a cabo en territorio celta muchos siglos antes que los yanquis las adoptaran como propias.

Hoy hay quien pone en duda estos hallazgos, pero en este caso tanto da: el Samaín es la oportunidad perfecta para pasar un buen rato en compañía de hombres lobo, trasgos y meigas. La mitología gallega es rica en historias de terror, y no son pocas las películas que se han rodado cogiéndola como base. 

Si quieres ponerte a tono antes de salir a la calle con tu disfraz y tu calabaza, estas son algunas películas de terror autóctonas que demuestran que Galicia también puede dar mucho miedo:


La campana del infierno (1973)


Es difícil pensar en una obra que encaje mejor con la etiqueta de “película maldita” que este film de Claudio Guerín: no solo casi nadie vio “La campana del infierno”, sino que su director se mató cayéndose del campanario de la iglesia donde estaba rodándose, en San Martiño en Noa. La película en sí es una pieza de terror psicológico con la Santa Compaña como telón de fondo.


La novia ensangrentada (1972)


Vicente Aranda dirigió en 1972 este relato que mezcla el thriller erótico, el grindhouse sangriento y un romance lésbico entre vampiras. Rodada en el Pazo de Oca, en A Estrada, es un ejemplo bañado en líquido rojo del fantaterror que se extendió por España en los 70.


Dagon: la secta del mar (2001)


¿Qué pasaría si H.P. Lovecraft hubiera vivido en las Rías Baixas en lugar de en Providence? Seguramente, que sus obras se parecerían a lo visto en “Dagon: la secta del mar”, una adaptación a la realidad gallega del horror cósmico y el misterio acuático de las historias “La sombra sobre Innsmouth” y “Dagon”.


El ataque de los muertos sin ojos (1973)


Gore, erotismo delirante y una plaga de caballeros Templarios revividos y ciegos son los ingredientes que construyen esta película de zombies medievales “a la gallega”. Dirigida por el coruñés Armando de Ossorio e inspirada por el folklore de su tierra, la trama se sitúa en un pueblo ficticio de Portugal para evitar la censura.


Romasanta. La caza de la bestia (2004)


Es bien conocida en la provincia la leyenda del hombre lobo de Allariz, la exageración de un monstruo muy real, el asesino en serie Manuel Blanco Romasanta. El mito inspiró una de las primeras películas del director Paco Plaza: “Romasanta. La caza de la bestia”. Para otra visión del mismo tema, en 1971 Pedro Olea estrenó “El bosque del lobo”.


Lobos de Arga (2011)


En otro registro, pero moviéndose igualmente dentro de los territorios del horror, “Lobos de Arga” es una comedia en la que dos urbanitas -un escritor y su editor- se encuentran en medio de la Galicia rural con un panorama dantesco: se enfrentan a maldiciones centenarias, rituales oscuros y un pueblo entero de hombres lobo demasiado reales.


Dhogs (2017)


Con ecos de Tarantino, David Lynch o los hermanos Coen, “Dhogs” es una experiencia salvaje, un thriller que se vuelve terrorífico al mostrar cómo los humanos descienden hasta comportamientos animales. Ópera prima del gallego Andrés Goteira, esta película demuestra que el terror en la provincia sigue vivito y coleando.


Estas siete no son, ni mucho menos, las únicas películas de terror que beben de la realidad gallega. A bote pronto, vienen a la memoria el monstruo marino que sale del Atlántico en “Serpiente de mar”, el gore desacomplejado de “La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos” o la presencia de las brujas en “La leyenda de la doncella”. La lista sigue y sigue, pero el tiempo apremia: el Samaín, al fin y al cabo, no espera a los vivos.

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