La estación meteorológica de Meteogalicia en Rubiá registró 4,21 grados bajo cero en la madrugada de este miércoles. Una temperatura similar es la que soportan los 12 perros que atiende la protectora Peludines Callejeros de Valdeorras, están en celdas cubiertas pero la mayoría únicamente cuenta con la protección de unas mantas rotas.
Estas temperaturas coinciden con el anuncio de la Dirección General de los Derechos de los Animales, dependiente del Ministerio de Derechos Sociales, de que a partir de cuatro grados bajo cero, los perros corren peligro de tener problemas, siendo la situación crítica cuando son superados los seis grados bajo cero.
El portavoz de la protectora, Jorge Yáñez Fernández, realizó un llamamiento para conseguir alfombras para proteger a los perros, pues muerden las mantas utilizadas para protegerlos del frío, rompiéndolas. En cambio, no consiguen dañar las "alfombras duras de toda la vida. No las rompen", por lo que pretenden emplearlas para defenderlos de las temperaturas bajo cero.
Aunque tienen casetas para protegerlos del gélido ambiente exterior, Jorge Yáñez explicó que "pasan frío. Por la mañana, el agua de los calderos se queda congelada". El portavoz añadió que "por las noches pienso mucho en el frío que estarán pasando". Reconoció que en la búsqueda de un cobijo mejor para los perros llegó a pensar en alquilar alguna casa, opción que finalmente tuvo que descartar. Así las cosas, en la protectora asumen tener que esperar que acaben los días fríos para que con ellos desaparezca el problema.
En la actualidad, la protectora de perros de Valdeorras se ocupa de una docena de canes, a los que hay que añadir otro que fue dado en acogida. El colectivo aplaude la solidaridad que está encontrando entre los vecinos de la comarca, un apoyo que se traduce en que las necesidades de pienso para perros las tengan resueltas actualmente.
Además de la petición de alfombras, Jorge Yáñez insistió en la necesidad de encontrar casas de acogida para los animales que atiende Peludines. En estos momentos, la capacidad del recinto levantado en Rubiá está al máximo y la protectora se ve imposibilitada para atender todas las llamadas que recibe alertando de la presencia de perros abandonados. "Tenemos todos los días", confirmó Jorge Yáñez. De lo que no tiene constancia es de que con el final de la caza aumentase el número de canes abandonados.
