Pueblerinos los días pares

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La montaña rusa llamada Ourense te lleva a las esencias del saber y te reconforta con el cine las vísperas de desentrañarse uno de los mayores enigmas urbanos: la Policía Local puede quitar su propia multa.

La ciudad y sus mestizajes


Esta ciudad aún retiene esas imágenes de domingo por la noche: maleteros abiertos en el garaje y asomando el manojo de grelos, unas cuantas patatas y la ristra de chorizos que viajaron desde la aldea. Toda ella es, entonces, un cine de barrio, con su Paco Martínez Soria en cualquier esquina. Ourense es la ciudad del mestizaje entre el olor a humedad de algunas calles del casco antiguo y el aroma del Zara Home del Paseo. Es un yin y un yan al modo taoista, dos energías alternativas, para nada complementarias. Es la ciudad de las pulpeiras en la esquina los domingos a mediodía y la que pretenciosamente se cree heredera de Paul Bocuse en algunos fogones. Ourense es la ciudad ganada por los prejubilados de Abanca cada mañana por el Paseo, lugar de cita también de la reencarnación de los hidalgos del siglo XVI, harapientos pero dignos, sin un mendrugo que llevarse a la boca, pero reyes del aparentar. Ourense ha sido esta semana el derecho y el envés de sí misma gracias al Festival de Cine, tantas veces reinventado, tantas ocasiones vilipendiado. Siempre adolescente, con acné y voz de pito. Hormonado como un patio de recreo, pero cosmopolita y plural. Levantando la mano para reivindicarse como lo que es: el evento cultural que nos permite vestir a nuestra mentalidad de largo al menos unos días al año. Luego, el resto de los días, esto ya es territorio de Paco Martínez Soria.


Las evidencias científicas, claro


Hoy vamos con el depósito de la autoestima con la aguja por encima de la mitad. Convivimos con el fantasma del paro, el sofocón de las bolsas, el esplín catalán y la displicencia institucional que nos tiene en bucle electoral, pero hay vida más allá. Podemos refugiarnos en el fútbol para alejarnos de la realidad, pero tampoco el balón entra cuando y por donde uno quiere. La actualidad estos días nos acerca, siquiera a través de los titulares, a las élites del saber. En el llamado Campus da Auga trabajan unos 200 investigadores, rodeados del silencio del laboratorio, con las cervicales doloridas de pasar horas con los párpados pegados al ocular del microscopio. Ensayo y error, son sus máximas. Evidencias, sus objetivos. Pocas veces el silencio de la investigación traspasa la pared. Un par de cientos de investigadores son una cantidad apreciable y la Universidad dice, de vez en cuando, que este tipo de perfiles personales y profesionales existen. Y que hay además gente de otros países que vienen a especializar sus conocimientos aquí. Está bien que cale en la sociedad este tipo de situaciones porque de un tiempo a esta parte se nos cuenta desde quien manda en el Concello (¿gobierna?) que el futuro de Ourense pasa por repoblarnos con científicos. A lado de la seriedad de la institución universitaria, la astracanada municipal supone reinterpretar la canción que Teresa Rabal cantaba a los niños: "de la Habana ha venido un barco cargado de..." Científicos, responden a coro detrás de los cortinones del salón de plenos.


De parques y multas de tráfico


Tendremos un parque con forma de mapamundi porque el mapamundi no es un parque ni tiene su forma, como se pueden imaginar. La inventiva municipal divulgó estos días una información con una promesa envuelta en papel de regalo para alejar las habituales invectivas que jalonan el discurso oficial. Hay que respetar los proyectos públicos, cosa que no siempre hacemos, hay que reconocerlo. Unamuno, rescatado recientemente gracias a la película "Mientras dure la guerra", de Alejandro Amenábar, decía que "solo los que intentan cosas absurdas son capaces de lograr cosas imposibles".  Me acordé de "la figura de viejo búho oscuro y adusto de Miguel de Unamuno" como le definían en un periódico catalán estos días, por el pintoresquismo que envuelve hasta el exceso el ejercicio público de los que llegan a la política con el empuje que da la arrogancia y el temor que producen alguna de sus decisiones. Pero, luego rascas y ves que la cosa es inocente. Hacer un parque está bien, tenga la forma de mapamundi o de Lilliput. Lo que es difícil es que te quiten una multa en la Policía Local. Ver si eres el que comete la supuesta infracción, el que presenta las alegaciones, el que las acepta y el que ordena que quede sin efecto. Creíble, sin duda. A fin de cuentas, otra vez él, Unamuno decía que "a un pueblo no se le convence sino de aquello de que quiere convencerse".


Votar y fiarse


Carmen Torres, periodista que escribió "Instinto de poder", basado en Pedro Sánchez, dijo que "toda la gente que le conoce dice que no es de fiar". No será de fiar el presidente en funciones y candidato del PSOE, pero de momento es de bastante votar.

El portafotos


El 20 de febrero del 2009 José María Seijas era elegido por unanimidad presidente de la Federacion Gallega de Comercio. Atrás quedaban dos mandatos, estrenaba el tercero y aún habrían de venir no sé cuantos hasta llegar a la actualidad, que rima con eternidad. La realidad es inversamente proporcional a la suerte de algunos. El sector da tumbos pero ciertos dirigentes estrenan cada día una sonrisa de dentífrico. Es un gremio muy tocado, incluso desnortado, pero algunos de sus supuestos líderes no pierden la vertical. En la película "El Tercer Hombre" (1947), Harry Lime (Orson Welles) se despacha ante su amigo Holly Martins (Joseph Cotten) de esta forma mientras se pone los guantes y se prepara para dejarlo plantado: "En Italia, en treinta años de dominación de Los Borgia, no hubo más que terror, guerras y matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? El reloj de cuco".  José María es un longevo presidente, que no lleva treinta años dirigiendo a los comerciantes gallegos, pero es cuestión de tiempo. Lo malo que es que ni reencarna a Los Borgia ni reinventa el reloj de cuco, ese que marca implacable las horas bajas del comercio.

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Al poner la lupa


Los tópicos y las obviedades podrán molestar, pero son ciertas. La imagen que vale más que mil palabras, ya lo saben, es una de ellas, pero nadie le sustrae un ápice de certidumbre. Nos limitamos a reproducir las imágenes del alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, con Felipe VI y Felipe González en el Foro A Toxa. Las instantáneas fueron distribuidas por los servicios de prensa del Concello por si la redacción consideraba oportuna su publicación. Se entiende que el regidor y sus asesores ven en las imágenes un motivo para el lucimiento de su protagonista. Sea pues.

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