Cartas al director

¿Puede ser el arte una mentira que esconde una gran verdad?

Diferentes filósofos afirman que la novela -con respecto al ensayo, por ejemplo- es producto de la irracionalidad. Esta afirmación puede ser extendida también a otras formas artísticas, como la música, el cine o las artes visuales.

Es verdad que algunas corrientes artísticas, como el surrealismo o el realismo mágico, apelan a elementos maravillosos, pero al mismo tiempo –en mi opinión– tienen una base real que refleja eventos cotidianos, desde los más pequeños que afectan a la vida de cada personaje hasta los más grandes, que afectan a la sociedad entera.

Mi experiencia como estudiante y como persona que reflexiona e interpreta, ya sea una novela, una poesía, una pintura o una película, me lleva a tomar una postura diferente sobre este tema.

Cada obra esconde en su interior un significado o un intento que nos permite comprender acciones, eventos o simplemente pensar y meditar sobre nuestros sentimientos y conocimientos.

El arte es un imenso caudal que nos permite ampliar nuestro conocimiento lingüístico, histórico y cultural. Es el medio a través del que diferentes artistas, guionistas, intelectuales intentan resaltar o denunciar acciones o eventos terribles -que tuvieron un papel importante en la historia de nuestra civilización- para no repetirlos nunca más.

Yo hablo así porque tengo una pasión muy grande, sobre todo, por la literatura y puedo decir que cada vez que leo o miro un obra de arte entiendo con claridad que el arte desempeña una función fundamental en nuestra sociedad, nos transmite un conocimiento universal y nos hace sentir más unidos. Sí, es verdad, el arte tiene un embrujo muy especial: cuando entramos en contacto con él aprendemos a respetar a los demás y a respetar también sus ideas.

En conclusión, no estoy de acuerdo con quien dice que el arte es algo ilusorio, irracional, mi pensamiento se identifica mucho con lo que dice Pablo Picasso: “El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad”.

Creo que preservar las formas artísticas es otra manera de salvaguardar nuestra memoria y de recordar que somos seres humanos y que también de nuestros errores podemos aprender.