Empresa

Adolfo Domínguez anuncia una "revolución y reconversión", pero sin endeudamiento

Adriana Domínguez destaca el esfuerzo de la textil, aunque este año será anómalo por el covid

"Ha sido un esfuerzo de gestión, de reconversión y de revolución sostenido y sostenible, porque lo hemos realizado sin endeudamiento ni capital ajeno". Con cierto aire bizarro Adriana Domínguez, la presidenta de Adolfo Domínguez, defendió en la junta de accionistas celebrada ayer el plan de revitalización de la compañía que ha conseguido incrementar desde el ejercicio 2015-16 la facturación total hasta los 115 millones de euros, un 8,7% más. 

Sin embargo, la racha que traía la textil también se ha visto interrumpida por la crisis del coronavirus. Antonio Puente, director general, reconoció que "el 2020 está siendo un paréntesis en la evolución de la compañía", debido al fuerte impacto causado por el covid-19, que ha provocado el cierre temporal de la mayor parte de las 390 tiendas en 22 países durante el primer trimestre del año fiscal.

Además, la enseña de moda ha potenciado su estrategia de reposicionar sus tiendas, con 84 aperturas entre los ejercicios 2015-2016 y el 2019-2020, y cerrar aquellas que no eran rentables.

Esta tesitura está obligando a reorientar la empresa y Adriana Domínguez explicó el modelo "de rejuvenecimiento del perfil de clientes", un avance muy ligado a la potenciación del comercio electrónico "y a los valores de la marca". En el último ejercicio, la firma ha incrementado en un 40% la base de nuevos clientes nacidos después de 1975 y ha duplicado los clientes de 18 a 34 años.

Desde el punto de vista estrictamente contable la empresa destaca que "la gestión ha elevado el resultado operativo o Ebitda de la compañía hasta los 2,2 millones de euros, frente a las pérdidas de 17,8 millones que presentaba hace cuatro ejercicios.


El consejo


La de ayer era la primera vez que Adriana Domínguez presidía una junta de accionistas y, por lo tanto, que tenía a su padre, Adolfo, en un segundo plano. Pero no fue este el único cambio que se produjo en la estructura directiva de la textil ya que el consejo queda ahora compuesto por siete miembros, frente a los ocho que tenía en los últimos años.  Fuentes de la compañía dieron ayer por hecho que la baja es la de Luis Caramés Vieitez, catedrático de Economía de la Universidad de Santiago, que ejercía como vicepresidente desde el verano del 2016. Durante la tarde se trataba de cerrar este extremo y la compañía hará públicos hoy la desión.

"Los accionistas respaldaron la reducción del consejo de administración", dice la empresa, que detalla la aprobación de la reelección de Adolfo Domínguez Fernández, titular del 31,51% de las acciones de la compañía, como consejero dominical, lo que en la práctica supone quedar sin cargo ejecutivo alguno. La compañía ourensana emplea a 1.209 profesionales y cuenta con una facturación anual de 115 millones de euros, con un crecimiento de un 2,6% en el último ejercicio completo (marzo 2019 a febrero de 2020). La junta de accionistas se celebró en las instalaciones de San Cibrao das Viñas. 


Un traspaso real de poderes


La junta de accionistas celebrada ayer en la sede central de la empresa ourensana ha tenido sus pequeños gestos simbólicos. El más importante, que todo el protagonismo recayó sobre Adriana Domínguez, presidenta ejecutiva de la empresa que ha tenido a su padre, Adolfo, como elemento tractor durante las últimas décadas. El relevo generacional ha sido un hecho en un consejo en el que el apellido también lo lleva Valeria, hermana de Adriana. En ese órgano de dirección también se percibe el peso femenino, con Agnès Noguera Borel, que representa al grupo accionarial Luxury Liberty.

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