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Restaurante Arcade: a veces las apariencias engañan y lo hacen para bien

Fachada del restaurante Arcade.
photo_camera Fachada del restaurante Arcade.

Un restaurante acogedor, pequeño, que ensancha su comedor con una galería que da a la carretera

No hay parroquia en toda Galicia que tenga tantos restaurantes como la de Arcade, que es la costera del Ayuntamiento de Soutomaior.  El Arcade, es el quinto que traigo a esta sección. Un restaurante acogedor, pequeño, que ensancha su comedor con una galería que da a la carretera y que, en una jornada como la de ayer en la que caían rayos y centellas (las centollas todavía están en veda hasta el domingo), resultaba muy agradable sentirse amparado por tan ligera pero consistente estructura.

Dispone de una carta muy variada en entradas y mariscos, algo menos variada en pescados (merluza, lenguado, rodaballo y peixe sapo) y bien surtida en carnes, al igual que en vinos tanto gallegos como foráneos. Éramos dos a comer, el número ideal para probar el arroz con bogavante (45 euros para dos). Hubo que esperar, pero me contuve. No tomé ninguna entrada porque ya estoy aburrido de caer en la tentación y luego no llegar a postre. Recomiendo al lector que si va, haga lo mismo, porque la cazuela es de generosas proporciones y su contenido también.

Confieso que cuando llegó me llevé una gran decepción. Mejor dicho, dos. La primera, el aspecto que como podéis ver en la foto no resultaba atractivo. La segunda, que llevaba almejas y esas vieiritas pequeñas del Pacífico. Pensé que semejantes intrusos extranjeros le robarían el sabor del bogavante. Pero al empezar a comer, me di cuenta que no. Y a medida que avanzaba y repetía, y el arroz caldoso del pricipio iba cogiendo consistencia y engordando su sabor aumentaba. Muy rico, a pesar de los intrusos. Un buen servicio, una buena relación calidad precio y unos postres muy bien hechos y caseros para elegir.  

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