ENTREVISTA - SANIDAD

Berta Uriel: "Un segmento de jóvenes hoy no tiene defensas para la hepatitis A”

OURENSE. 21/08/2018 CHUO. Doctora Berta Uriel, Medicina Preventiva. Foto: Miguel Angel
photo_camera Berta Uriel Latorre, el pasado martes en el CHUO.

El pasado martes 21 de agosto, la doctora Berta Uriel se jubilaba tras 40 años de ejercicio. Estuvo al frente del servicio de Medicina Preventiva del CHUO

La doctora Berta Uriel Latorre lleva desde los años ochenta al frente del servicio de Medicina Preventiva del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense. Durante los últimos 30, ha sido la guardiana de la seguridad sanitaria tanto del propio centro hospitalario como de sus pacientes, gracias a la incorporación de  sucesivos protocolos en busca de la mayor eficiencia asistencial. El servicio ha ido creciendo con ella, que fue su creadora desde su llegada a Ourense. El pasado martes 21 de agosto se jubilaba tras 40 años de ejercicio. 

¿Cómo llegó a Ourense? 

Vine en abril del año 87, tras un periplo profesional por Santiago, Madrid y Sagunto (Valencia). Entonces no existía todavía el servicio, fue cuando se empezaron a crear en diversos centros hospitalarios, empezando en Galicia por el de Santiago, donde yo me formé, en el año 80. En aquel arranque del servicio no contábamos ni siquiera con local. Utilizábamos uno prestado dentro del bloque quirúrgico. Poco a poco se ha ido creando un servicio de Medicina Preventiva que tengo el orgullo de decir que está entre los mejores de España y lo demuestra el hecho de haber quedado finalista en los premios BIC. Estamos certificados con la ISO 9001 de calidad desde 2010 e incluso hemos revalidado esta certificación por la nueva ISO.

¿Cuáles son las funciones de este servicio de Medicina Preventiva?

Nuestra función principal es trabajar porque el hospital sea un sitio más seguro, con menos complicaciones para los pacientes y de máxima calidad asistencial. Tenemos un abanico de funciones muy variado. Empezando por la prevención de riesgos laborales de la propia plantilla del centro hospitalario, que redunda en seguridad para el propio paciente, ya que vigilamos la salud de los trabajadores con reconocimientos periódicos. También tenemos un grupo de técnicos de prevención que chequean periódicamente las distintas actividades del hospital para hacerlas más seguras y eficientes.

¿Y en cuanto a los pacientes?

Es otro de los apartados importantes de nuestro trabajo. Hacemos una vigilancia de la infección hospitalaria, que es una complicación prácticamente inevitable, pero que intentamos reducir al mínimo posible. Es cierto que es imposible llegar al riesgo cero porque cada vez se hacen más cuidados en pacientes más vulnerables. Eso es bueno porque se consigue una supervivencia alta, pero conlleva riesgos. Hay pacientes que llevan un catéter permanente y ahí existe una vía abierta a la infección. Ser conscientes de la existencia de esa posibilidad de infección es ya un paso importante; el que no ve, no soluciona. Por eso, nuestra función es poner sobre la mesa todas esas posibles vías de infección, para poder atajarlas. Por ello, detalles como la limpieza de manos con alcohol son esenciales.

Creo que, en este sentido, están participando en un proyecto ligado a este objetivo.

Se trata del proyecto" Infección quirúrgica cero" cuya idea es conseguir ese objetivo. Incorporando aspectos como que el tratamiento preventivo se haga en tiempo y hora para que tenga el máximo de efectividad y otros detalles destinados a reducir ese riesgo de infección.

Y también hacen la consulta del viajero.

La hacemos en colaboración con el Ministerio de Sanidad. La gente acude más a la consulta por este tema. Es cierto que con la crisis económica hubo un bajón en cuanto al viaje turístico, pero se registró un incremento en el viaje por trabajo. Gente que se iba a Arabia Saudí a trabajar en el AVE o a Panamá a trabajar en el canal, también en el cinturón africano. Ahora vuelve otra vez el auge del viaje turístico, que está empezando a repuntar y ha bajado un poco el de trabajadores que se van fuera.

¿Y los estudiantes?

Es otro de los perfiles habituales. Jóvenes que van con becas al extranjero o que incluso les piden una  serie de certificados internacionales de vacunación, como suele ocurrir en residencias colectivas en Estados Unidos. Ese perfil sigue siendo bastante frecuente. También están los voluntarios de las organizaciones no gubernamentales, como Cruz Roja, etcétera. Todos ellos requieren de esas vacunas que varían dependiendo de los países de destino.

¿Se puede hablar de cifras?

Podemos hablar de un incremento de entre 250 y 300 consultas más que en 2011 por este motivo, aproximadamente. Hay que tener en cuenta que en los 90 podíamos aconsejar pero no expedir el certificado internacional de vacunación y la gente de Ourense se iba a Vigo o A Coruña, para vacunarse de la fiebre amarilla, básicamente. A partir de 2009, hubo un convenio de colaboración con el Sergas  por el que se nos reconoció ya como centro de vacunación exterior, con lo que la gente de Ourense ya no tiene que desplazarse para esta vacunación.

¿Qué es lo que más se solicita?

Está claro que con el cambio climático está creciendo mucho la población de mosquitos y el problema de la fiebre amarilla. Ahora hay zonas de Brasil que antes no había que vacunar y ahora sí, como Sao Paulo o las zonas cercanas a la costa. También hay requerimientos internacionales muy estrictos con la peregrinación a La Meca. Cuando el problema de la polio se fue un poquito de las manos también se exigió por parte de muchos países el certificado de vacunación internacional.

¿Los países más problemáticos?

Los países más problemáticos, tanto desde el punto de vista de riesgo como de requerimientos, son los del cinturón africano; así como países de Suramérica por la fiebre amarilla, y países con poco desarrollo donde puede haber problemas derivados del mal saneamiento de las aguas, como la hepatitis A o la fiebre tifoidea.  Hay que tener en cuenta que hay ahora un segmento de población joven que no cuenta con las defensas contra la hepatitis A que tiene la gente mayor, que vivió en un entorno menos saludable y las adquirió en su momento.

¿Cuáles son los retos de futuro del servicio?

Queda ahora al frente la doctora Sande en funciones y uno de los objetivos es ser de los primeros hospitales que se certifiquen por la norma UNE 179006, que garantiza que el hospital tiene un sistema de calidad para prevenir la infección y dará seguridad al paciente. También la inclusión en el proyecto Infección Quirúrgica Cero. Y en este servicio pusimos en marcha, entre 2010 y 2013, con fondos Feder, el proyecto InNoCBR con la Universidad de Vigo que la Consellería quiere implantar en el resto de hospitales del Sergas. Este programa lee de noche todos los datos que genera el hospital y con una serie de algoritmos detecta la necesidad de aislamiento de pacientes, posibles vías de infección, etcétera. 

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