Cartas al director

Seguridad, certeza no incertidumbre

Cuando uno contempla en todas las naciones europeas las maravillosas catedrales, santuarios, basílicas, monasterios, museos, universidades, esculturas y pinturas que causan la admiración de quien los contempla, no fueron llevadas a efecto por ángeles bajados del cielo, sino por personas como nosotros, que no eran ignorantes a la vista de las maravillas que realizaron, pero su vida estaba basada en la certeza y seguridad, en la fe de una persona, Jesucristo, Hijo de Dios, muerto crucificado en una cruz y que resucitó al tercer día como El mismo anunció, para librarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte eterna. 
Aquellas personas si que tenían buen nivel de vida, pues creían que su vida tenía sentido, que merecía trabajar y sufrir los dolores y contratiempos que padecemos todos los seres humanos y que al final de esta vida terrena tenían la certeza de alcanzar la felicidad eterna. Buen ejemplo para esta sociedad que camina en la incertidumbre, en la tristeza, en la desesperanza. Aquellos antecesores nuestros nos dejaron una sociedad mucho más cristiana y por lo tanto más humana que la que tenemos ahora. 
Hemos dilapidado una fortuna que heredamos, pero podemos meditar y pensar que si aquellos antepasados nuestros eran personas como nosotros, también nosotros podemos hacer lo que ellos hicieron.