Opinión

Las semifinales del covid se juegan en Navidad

Pensábamos en marzo que la pandemia y los estados de alarma iban a durar dos semanas; luego dos meses y ahora nos queda claro que cumpliremos el año. Quizás entonces, gracias a la distribución de las vacunas, empezará a remitir de verdad el azote y normalizaremos poco a poco la vida. Para el verano próximo deberíamos reabrir aeropuertos, hoteles y recuperar el turismo. 

Pero antes de llegar al partido final -el de las vacunas masivas- habrá que jugar las semifinales de Navidad y Fin de Año. El endurecimiento de las condiciones en las que familiarmente celebraremos esos encuentros, hacen presagiar una cuesta de enero más difícil que las habituales, porque esto no va de precios sino de muertos.

Es curioso comprobar cómo la política, ante ese panorama inquietante, sigue su vida alejada de las reclamaciones ciudadanas. El cierre parlamentario del año presenta la misma dosis de agresividad que en los momentos más duros. La aprobación de la Ley de la Eutanasia con el voto en contra de Vox y PP, ha sido, sin embargo, un capítulo muy especial: los conservadores se han opuesto, como en su día a la ley del divorcio, a la del aborto, a la del matrimonio entre personas del mismo género y tantas otras. Sabe todo el mundo que cuando ellos gobiernen no la derogarán, al igual que dejaron intactas las anteriores citadas. Al menos el Partido Popular, que acaba siempre admitiendo aquello que arraiga como una conquista social. Vox es más imprevisible porque juega las partidas sin anestesia.

En ese camino al final de la pandemia, conviviremos con la música molesta del lio entre los dos socios de Gobierno en España -socialistas y podemitas- y también en Cataluña, entre Esquerra Republicana y los seguidores de Carles Puigdemont. Son gabinetes de colisión más que de coalición. Con los Presupuestos del Estado aprobados, parece que el PSOE marcará diferencias con Pablo Iglesias, inquieto por la erosión de sus activos electorales, según sugieren los sondeos. “No seas cabezón” le espetó la ministra de Hacienda en una conversación privada captada por un micrófono. Margarita Robles, titular de Defensa, preguntada por su opinión por Julia Otero, fue explícita: “Coincido con todo lo que diga María Jesús Montero”. Hay claro hartazgo entre los socialistas por la sobre actuación constante de Iglesias. 

Por otro lado, si las condiciones sanitarias no lo impiden, el 14 de febrero habrá elecciones en Cataluña. Las encuestas hierven: puede ganar por primera vez Esquerra, aunque Puigdemont recorta distancias. Los otros resultados que importan -si los votos independentistas superarán a los que no quieren romper con España- se anuncian mucho más ajustados. Puigdemont ha metido en su lista a personajes como Laura Borrás -que quiere romper con España pero antes se ha asegurado su plaza en el Estado como profesora- y a Joan Canadell, hasta ahora presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Barcelona. Canadell es de los que aseguran que la bandera de Estados Unidos se inspiró en la catalana y, según revela Jaume Barberá en La Vanguardia, fue capaz de escribir el pasado 21 de abril en un tuit: “España es paro y muerte. Cataluña es vida y futuro”. Los políticos presos del “procés”, marginados por Puigdemont de las listas, acaso se pregunten a ratos donde terminará este desatino que ellos iniciaron. 

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