demografía

Sesenta concellos se benefician del repunte de la inmigración

OURENSE (PRAZA MAIOR). 02/02/2019. OURENSE. Concentración de venezolanos, simpatizantes y la asociación FEVEGA, en contra del gobierno de Maduro en Venezuela. 
Asiste el alcalde de Ourense, Jesús Vázquez, la concelleira de asuntos sociais, Sofía Godoy y varios concejales de DO. FOTO: ÓSCAR PINAL.
photo_camera El aumento de la colonia venezolana es notable en los últimos tiempos (ÓSCAR PINAL)
La provincia gana músculo entre los menores de 30 años, al duplicarse el saldo migratorio positivo

Tras una crisis económica que puso patas arriba la provincia en múltiples aspectos y que acentuó la crisis demográfica disparando la fuga de ourensanos y reduciendo notablemente el asentamiento de gente de fuera, la tendencia migratoria parece haber dado un vuelco, consolidándose en 2018 el saldo positivo logrado el año anterior y situándolo en registros que no se veían desde el período comprendido entre 2004 y 2009.

De esta forma, los 1.709 habitantes que ganó Ourense el pasado año atendiendo solo a los movimientos migratorios (sin tener en cuenta las natalidad y mortalidad) se dejó notar en 60 concellos –dos de cada tres– y ocho de las 12 comarcas, según se desprende del trabajo del Instituto Galego de Estatística.

Mejoría

Entre los municipios que demostraron capacidad de atracción el pasado año destaca el caso de la ciudad de Ourense, con un saldo de 522 producto de la llegada de más de 5.000 personas de otros lugares y las 4.579 que decidieron emigrar. La capital provincial fue la locomotora para la comarca de Ourense, donde solo escaparon del aumento de población los ayuntamientos de Esgos y Vilamarín, con saldo negativo de -5 y -26. Por el contrario, destacan los datos de San Cibrao, con una ganancia de 163 residentes, Barbadás y Pereiro, rondando el centenar.

Además de Ourense y San Cibrao, solo otros tres concellos de la provincia tuvieron un saldo migratorio positivo de más de 100 personas. Son Carballiño (199), Allariz (111) y Celanova (110), todos ellos empujando a sus respectivas comarcas como foco de asentamiento de nuevos habitantes. Así, fuera de los ayuntamientos de más población, son reseñables los datos conseguidos por Ramirás o Piñor, que ganaron 63 y 59 residentes.

Mal año

Mientras que la mayoría de la provincia se benefició del repunte de la inmigración durante el pasado año, cuatro comarcas siguen con datos preocupantes, especialmente reseñables en A Limia y Verín, que lideran la pérdida de residentes, al cerrar 2018 con saldos migratorios negativos de -56 y -108, señala el IGE. Completan la nómina de comarcas exportadoras de gente las áreas de Trives y Caldelas.

En lo que respecta a los concellos, no fue un buen ejercicio para cabeceras de comarca como Bande, que no se aprovechó de la atracción que mostró A Baixa Limia, empujada por Muíños, con un saldo positivo de 53 residentes.

Edades clave

Las buenas noticias en materia de inmigración llegan también analizando los desplazamientos por franjas de edades, ya que la provincia sigue ganando músculo con estos movimientos entre los menores de 30 años, lo que se presume fundamental para dar aliento a una demografía que amenaza las cifras de natalidad, que tocan suelo histórico, o la población activa que sea capaz de generar rendimientos para sostener las pensiones.

Atendiendo a los datos del IGE, el saldo migratorio positivo conseguido entre los menores de 30 años al llegar más de 5.181 personas en esa franja fue de 646, lo que supone algo más del doble que el registro del ejercicio anterior, 283. 

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