Opinión

Terrorismo global

El terrorismo yihadista global, con sus matanzas indiscriminadas, se extiende por todos los continentes. Al atentado de Estambul le ha seguido el de Yakarta en el sudeste asiático y ayer mismo otro en Somalia. En unos casos son terroristas del ISIS, en otros de Al Qaeda, según la adscripción de los grupos terroristas a una u otra organización. La finalidad en cualquier caso es la misma, tratar de instaurar el modo de vida islamista radical con la sharia como instrumento para ordenar la vida personal, política y judicial en aquellos territorios en los que pretenden instalarse.

Pero la eficacia de sus acciones no tiene el mismo sentido según el país en el que las lleven a cabo, según el régimen que impere en ellos y de la fortaleza de unas sociedades a las que tratan de atacar en sus cimientos civiles y económicos para crear un malestar del que puedan salir beneficiados, y por tanto esos ataques se orientan hacia países de mayoría musulmana a los que quieren retrotraer a la Edad Media.

Indonesia llevaba seis años sin registrar atentados terroristas de carácter islamista, y trece desde el brutal atentado de Bali que dejó 202 muertos. Turquía, con un régimen islamista moderado pero que cada vez radicaliza más sus leyes, es objetivo declarado del ISIS por su posición geopolítica y por su colaboración con los países que combaten a sus milicianos en Siria e Iraq, lo mismo que Egipto. O bien se aprovechan de la situación en Estados fallidos como Afganistán o Libia.

En Somalia, sin embargo, es Al Shabab, un grupo terrorista adscrito a Al Qaeda, el que ha causado decenas de muertos al penetrar en un campamento de soldados, con informaciones confusas sobre si se trataba de un ataque contra soldados somalíes o contra kenianos adscritos a la Misión de la Unión Africana en Somalia (Amisom) en la región de Gedo, muy cerca con la frontera de su país.

Los atentados del ISIS y Al Qaeda tienen la peculiaridad de que salvo los que llevan a cabo en territorio europeo, con fuertes respuestas democráticas, o aquellos orientados a objetivos turísticos, sus víctimas principales son otros musulmanes, sobre todo habitantes de Iraq y Siria donde el ISIS y Al Nusra –sucursal siria de Al Qaeda- han llevado a cabo la mayor parte de sus ataques y han matado a la mayoría de las 29.000 personas que asesinaron a lo largo del pasado año con sus acciones terroristas. Pero a pesar de que según estudios internacionales son más los terrorista que han muerto el año pasado -43.500- que las víctimas, estos institutos de estrategia insisten en que cada vez aumenta más su capacidad para provocar ataques y, de hecho, a pesar de los castigos sufridos en las tierras por las que quieren extender el Califato, llevaron a cabo en 2015 un cincuenta por ciento más de atentados que el año anterior.

Te puede interesar