Cartas al director

Todo un referente social

Se que puede parecer raro, por inusual, que una empresaria quiera realizar un reconocimiento, un homenaje a un líder sindical de la talla de Etelvino Blanco pero es de justicia reconocer su valía, su valentía, su pasión y su labor.

Etelvino Blanco y yo no siempre coincidimos en opiniones ni en posiciones, en negociaciones del convenio colectivo del metal o en las durísimas reuniones que tuvimos que mantener en Mecanizados Rodríguez Fernández, cuando nuestro comité de empresa era mayoría CIG y la empresa estaba sumida en una larga pesadilla debido a la crisis, que nosotros no inventamos y de las que en más de una ocasión, salí llorando. No obstante siempre sentí un respeto profundo por su labor, por su casi vehemencia y por su coherencia. Su puerta y su teléfono siempre estaban abiertos, siempre dispuesto a escuchar y doy fé de que si eras un empresario honrado y comprometido con Ourense, te respetaba.

Es fácil hacer una semblanza cuando alguien fallece y más si es de una forma prematura (aunque ya habías zafado Etelvino, no te tocaba aún) pero la vida me dio la ocasión de hablarlo con él muchas veces y tener una relación amable y podría decir que cariñosa. Aprendí mucho de Etelvino Blanco, sobre lo bueno y lo malo en las relaciones laborales, sobre la gestión de los conflictos y sobre la negociación desde  posiciones opuestas… aunque luego no lo eran tanto. No sólo el mundo sindical sino el empresarial perdemos a un referente,  carismático, duro a veces y dulce en otras, con una profunda mirada azul que mucho vio y me atrevo a intuir que mucho más le quedó por ver cumplido, alguien convencido hasta la médula sobre el compromiso social y capaz de no rendirse nunca.

Te aseguro que siempre estarás en mi memoria y no hay conflicto laboral en las empresas que ahora audito al que no referencie con alguna anécdota contigo,  mucho me enseñaste y mucho debo agradecerte.