La escoba

A toro pasado en Pontevedra

La plaza de Toros de Pontevedra, donde el PP celebró el mitin. (Fotos: Suso Arjomil)
photo_camera La plaza de Toros de Pontevedra, donde el PP celebró el mitin. (Fotos: Suso Arjomil)
Vox persiste en enfangar la campaña llamando "racista" a Castelao y el PP conserva el tirón en la ciudad totémica del BNG

El candidato Feijóo acudió el sábado por la mañana a la plaza de toros de Pontevedra, recinto del que salió convencido de que era posible tumbar al Gobierno bipartito y recuperar la Xunta para el PP durante la campaña de 2009, pero por la tarde Vox volvió a llamar "racista" a Castelao al lado del instituto donde el referente del nacionalismo gallego impartió clase y la estrategia de la provocación prendió otra vez las redes sociales. Regresaba Feijóo a una plaza talismán acompañado de Mariano Rajoy y Pablo Casado con la intención de tomar impulso en el intento de igualar a Manuel Fraga con una cuarta mayoría absoluta, aunque esta vez en las gradas sólo había 350 simpatizantes por la pandemia de convid-19, cifra muy lejana a los cerca de 10.000 de hace 11 años, pero Javier Ortega Smith apareció por la tarde para reprocharle "la claudicación cobarde y servil a las políticas del nacionalismo" por permitir la Xunta el cambio de denominación del CEIP Príncipe Felipe, dependiente de la Diputación, por el de la maestra pontevedresa Daría González. 

Si esa es la preocupación y propuesta de Vox en una ciudad gobernada por el BNG desde 1999 y modelo mundial de urbanismo, resulta difícil comprender que 114.834 gallegos les hayan confiado el voto en las elecciones generales del 10 de noviembre. Quizá no vaya tan desencaminado Gonzalo Caballero, candidato del PSdeG-PSOE, al advertir del riesgo de que la ultraderecha entre en el Parlamento de Galicia, como sucedió en Andalucía cuando se decía que los apoyos serían residuales, porque en la ciudad que elige al nacionalista Miguel Anxo Fernández Lores para guiar al Concello y vota al PP en el resto de procesos electorales, los gritos de "fascista" durante el acto de Ortega Smith ante 40 simpatizantes no sentaron a todo el mundo bien.

Pasar la escoba al día siguiente de que se celebren los mítines permite una suerte de exégesis y desmonta ideas preconcebidas. Que alguien califique de "racista" a Castelao parece  una memez que no merece una línea, pero por estos pagos también hay de todo. "Estuvieron los de Vox y hubo un poco de lío con gente gritándoles y yo no lo entiendo, la verdad", comenta con naturalidad el propietario de una cafetería cerca del Concello mientras unos clientes habituales asienten. "Dicen que son de ultraderecha y yo no lo veo tan así. Fíjate el boicot que le hacen a una cafetería de A Coruña por dejarles celebrar un acto. En democracia no tendría que pasar esto", prosigue. El hostelero cambia el discurso al percatarse del careto de perplejidad del informador. Y es una lástima porque iba lanzado. "Bueno, a mí me gusta que en Galicia gobierne un partido gallego que defienda la tierra en Madrid, pero que sea moderado". Cuando regresa con la vuelta del café ya le valdría un PNV a la gallega para dirigir la Xunta y al final comenta que Fernández Lores gana porque "no es tan extremista como el BNG".

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"En Sevilla están achicharrados de calor", anuncian unos turistas en la mesa de al lado. A ellos les toca hoy conocer el orballo. A unos metros se escucha una advertencia impropia de Pontevedra: "Ten cuidado, Nerea, que viene un coche". Es el único que transita durante media hora por unas calles diseñadas para el terraceo y el paso lento. 

En los aledaños de la plaza de toros nada hace apreciar que el día anterior el PP celebró un acto que en circunstancias normales sería multitudinario. "Sí, se hizo aquí pero con muy poca gente", comenta un hombre que guarda una larga cola delante de una panadería. La imagen recuerda a la etapa del confinamiento extremo por la pandemia.     

Poca cartelería

La campaña está resultando limpia en lo que se refiere a cartelería en las paredes de las calles. Los partidos se han ceñido a farolas y espacios reservados como el de la pegada. En la Alameda resisten algunos. Un hombre se acerca al ver que el periodista le está haciendo una fotografía al de Feijóo hecho jirones. "Viva la democracia. Yo he vivido 40 años en Alemania y nunca vi que se destrozase un cartel. Al PP se lo hacen siempre. Puedo entender que no le votes, pero no que le rompas el cartel. Y estos son los demócratas que nos quieren gobernar". 

La estatua de Castelao en la rúa Alta hace recordar que Feijóo está entregando en Santiago las medallas que llevan el nombre de un intelectual y político que Ortega Smith se dedica a manchar. Un 28 de junio de 1936 se aprobó el Estatuto de Autonomía de Galicia, ese mismo día de 1984 regresaron los restos de Castelao desde Buenos Aires y en 2005 Fraga perdió la Xunta tras el recuento del voto de la emigración en el Palacio de Justicia. Son faenas a toro pasado.

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