“Me veo y digo: todavía queda Camila para rato"

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photo_camera Camila Rey, junto a la enfermera Lara Rodríguez y la fisioterapeuta Laura Gómez, en la residencia de Esgos.

Camila Rey acaba de entrar en el "club de los centenarios". Con sus cien años recién cumplidos, recuerda su vida con alegría y espera poder seguir soplando velas

Lo primero que se le pasa a uno por la cabeza cuando se sienta frente a una mujer que acaba de cumplir cien años es: ¿Cuál será su secreto? Camila Rey no tuvo ningún reparo en compartirlo: "Vivir".

Esta centenaria sopló por primera vez las velas de tres cifras el pasado 9 de mayo, acompañada de sus familiares en el centro residencial de la tercera edad de Esgos, donde vive desde hace ya más de un año. Y no conforme con una celebración, este fin de semana volvió a festejarlo con sus compañeros y cuidadoras. "¡Así da gusto", bromeó mientras contemplaba la que se le venía encima en una sala llena de globos y banderines. Y es que cien años no se cumplen todos los días.

Mientras su cuerpo se lo permitió, vivió en su Neboeiro de Paderne (Allariz) natal. "Había días mejores y peores, pero allí fui feliz con mis tareas: ir al monte con las vacas, hacer de comer, limpiar y muchas cosas más", explica. "Ahora llevo una vida más tranquila. Aquí estoy a gusto", añade. Nunca le faltó compañía y hasta tuvo tres maridos. Hoy está viuda, pero tampoco se siente sola porque sus hijos van a verla muy a menudo.

Y es que aburrir no se aburre. Desde que se levanta, a las 08,00 horas, hasta que se acuesta, a partir de las 20,30, participa en actividades y es fiel a sus paseítos. Con un andador, sí; pero todavía puede presumir de poder hacerlo. Para comenzar el día: leche con Colacao y galletas. Y sin dietas estrictas, "porque de salud estoy perfectamente". Esta centenaria asegura que "solo de vez en cuando me duele la cabeza, de lo demás estoy bien. Me veo y digo: todavía queda Camila para rato"

A sus cuidadoras se le pone una sonrisa de oreja a oreja cuando la escuchan hablar. "Tiene mucho carácter y su voz es la más potente del centro, pero se hace querer", explican Coral Conde, Lara Rodríguez y Laura Gómez.

¿Su mayor afición? No le gusta la televisión, así que pasa sus ratos libres con Lala y María, amigas de toda la vida y también internas en el centro, "chismorreando y dirigiendo el tráfico de andadores desde un sofá", bromean las trabajadoras.

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