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El viñedo valdeorrés apuesta por los bancales para crecer

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photo_camera Bancales en las inmediaciones de Vilamartín de Valdeorras. (J.C.)
La carencia de fincas amplias y a precios asequibles en el llano obliga a recurrir a las laderas

La imagen del viñedo valdeorrés está cambiando. La ausencia de terrenos en condiciones, tanto de extensión como de precio, está llevando a un buen número de productores y bodegas a apostar por las plantaciones en ladera. "Faise por necesidade, non por gusto", afirmó el presidente del Consello Regulador de la Denominación de Orixe Valdeorras, José Luis García Pando.

En las inmediaciones de pueblos como Éntoma y Millarouso (O Barco de Valdeorras) o Vilamartín, así como en distintas zonas del Concello de O Bolo comienzan a aflorar los bancales de viñedo. 

El minifundio que padece el agro gallego tiene mucho que ver con esta apuesta por un modelo de viñedo, el del bancal, cuyo mantenimiento, cuando menos, duplica el tradicional. En el llano, las fincas que más abundan son de tamaño muy reducido y para conseguir una extensión superior a la hectárea, los productores están condenados a reunir varias propiedades.

Otro factor que incide en la expansión del nuevo modelo de viticultura es el del precio del terreno, que últimamente se disparó en el llano valdeorrés, pudiendo triplicar el que alcanza la misma extensión en una ladera.

Este menor coste del terreno es contrarrestado por unos gastos de mantenimiento que se disparan en las laderas, en función de las características del terreno. Los tipos de bancales son muy distintos. Los hay construidos utilizando piedra como soporte o simplemente preparando el suelo, también pueden verse de una o varias filas de cepas, siendo este último modelo el más frecuente. En todo caso, los gastos del cuidado de la viña aumentan considerablemente. "El tractor no entra, queda muy poco sitio", comentó Rodrigo Enríquez, técnico del Consello Regulador.

Otra característica de este tipo de plantación es su menor producción, debido fundamentalmente a las características del terreno, que impiden un mayor aprovechamiento.

La adaptabilidad de las vides, que se adaptan a todo tipo de suelo, permiten que las diferencias entre las plantaciones en bancales y las tradicionales no varíen apenas, si bien en casos de escasez de lluvias, son estas nuevas viñas las primeras afectadas por la ausencia de precipitaciones.


Buen momento para el vino valdeorrés


La construcción de bancales para la producción de uva en la Denominación de Orixe Valdeorras coincide con el incremento del precio de la tierra que provocó el auge del vino godello. Cuando una hectárea de terreno podía conseguirse hace no demasiado tiempo por 30.000 euros (incluidos los derechos del viñedo), en la actualidad, su precio puede alcanzar los 60.000, fundamentalmente, en aquellos viñedos de cepas viejas.

La escasa oferta de terrenos aptos, que está llevando a algunos productores y bodegueros a buscar suelo en las laderas, hay que sumar el interés que despertaron los caldos valdeorreses en bodegas procedentes de otras denominaciones de origen, como La Rioja o Ribera del Duero.

Todos estos factores se dan en una denominación de origen que, como sucede con la valdeorresa,  tiene registradas aproximadamente 1.200 hectáreas, lejos de las 2.500 de la D. O. Ribeiro.

Las bodegas cooperativas barquenses, Jesús Nazareno, y ruesa, Virgen de las Viñas, diseñaron sendos planes para recuperar las viñas abandonadas, pues la superficie de la D. O. era de 2.700 hectáreas hace una década. El intento finalizó sin el resultado perseguido.

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