La crisis desencadenada por el coronavirus también supondrá un jarro de agua fría para las exportaciones de la provincia. Los datos de enero, que acaba de difundir la Agencia Tributaria, demuestran el mejor inicio del año desde la otra gran recesión económica, la que empezó en el año 2008. El primer mes de este ejercicio se vendieron fuera bienes y servicios por valor de 79,5 millones de euros, lo que supone un arranque con fuerza, después de un año 2019 que fue el segundo mejor en los registros exportadores provinciales.
Pero la aparición del virus ha venido a truncar esperanzas. La competitividad empresarial tardará meses en recuperarse, como también tardarán los mercados receptores de las mercancías ourensanas en demandarlas.
Enero de este año supuso un incremento del 10,5% sobre los registros alcanzados en el mismo mes del 2019. La capacidad de internacionalización de las empresas ourensanas ha mantenido el tono en el primer mes, pero los destinos habituales de las expediciones comerciales están también bajo los efectos de las fuertes restricciones para evitar el contagio de coronavirus.
Portugal sigue siendo el mejor cliente, con 16,4 millones de euros facturados, seguido de Francia, que compró a las empresas ourensanas productos por valor de 14,9 millones. La tercera plaza sigue siendo para Reino Unido, pese a la azarosa situación comercial que se vive como consecuencia del brexit, con 9,8 millones. El cuarto país más importante está al otro lado del Atlántico, se trata de México, para donde se han ido mercancías que sumaron 4,1 millones de euros en enero.
El comienzo del año ha sido bueno para la media gallega, aunque Lugo retrocedió un 17,88%, facturando 45,4 millones de euros. Por su parte, A Coruña y Pontevedra, impulsadas por los efectos de Inditex y PSA, se situaron con 775 y 879 millones, respectivamente.
Las incógnitas que esperan para el futuro dejan muchas sombras para las ventas exteriores ourensanas, ya no solo para los países receptores sino por el tipo de mercancía que se envía. Podrían quedar salvaguardados de un descenso brusco los artículos de la industria agroalimentaria, que sigue trabajando, aunque se desconoce si los mercados receptores van a imponer ciertas "cuarentenas" a esa compra.
El producto bandera sigue siendo la pizarra, si bien puede verse afectado por el descenso de producción local o por la falta de demanda por parte del país comprador. El sector textil y el de la industria en general han tenido un buen mes, pero será un espejismo para los meses siguientes ya en que casi todas esas actividades sufren un parón temporal, sin fecha para arrancar de nuevo, al menos mientras dure el estado de alarma.
