Cartas al director

El virus nunca se ha ido

Estimado conciudadano: qué mal lo hemos pasado estos meses. Tanto dolor, tristeza, confinamiento, y con ello, pobreza. Un mal sueño. Pero hace un mes más o menos, nos dijeron que ya podíamos salir, a ver a la familia, a reuniones con los amigos, y a trabajar, llevar dinero a casa, que tanto se necesita. Y dejamos atrás todo aquello, incluida las periódicas broncas en el Congreso, con todos tirándose los trastos a la cabeza, otros pidiendo el retorno de las competencias, y ya ves. 

Y lógicamente, teníamos ganas de volver a lo de siempre, y todos nos relajamos, especialmente la gente joven como tú, que tantas ganas tenían de tomar la primera y merecida cerveza con tu círculo de amistades. Pero te olvidaste la mascarilla en casa, no obligatoria, pero de sentido común, y en medio de la animada charla no tuviste la precaución de mantener la distancia recomendada. Como otras tantas imágenes que nos han dado las teles de botellones, fiestas... hasta las de un imbécil que tomando algo en la terraza, sin mascarilla, saludaba a la cámara. Y vinieron los rebrotes. Y no solamente por culpa de una parte de la ciudadanía, sino de la mala gestión de algunos dirigentes. Pero , ¿sabes, buen amigo? El hecho de no tomar precauciones, seguro que sin mala fe, tiene consecuencias. Infectarse uno mismo, o a la familia y amigos, y que los rebrotes se extiendan, y con ello, habrá negocios que por estas actitudes tendrán que cerrar y puestos de trabajo perdidos, tal vez el tuyo sea uno de ellos, que no te lo deseo. Y los apuros para llegar a fin de mes para muchas familias. Y yo ya no sé cómo vamos a salir de todo esto. No hemos sabido aprovechar la oportunidad. Porque el virus nunca se fue, es que no tenía donde posarse, ahora ya sí. Que Dios nos ayude.