Opinión

Vox, cerca de Trump

El órgano mayoritario de los judíos españoles, Acción y Comunicación sobre Oriente Medio (ACOM), defraudado porque Vox había colocado como candidato al número 1 por Albacete para las elecciones al historiador negacionista del Holocausto Fernando Paz, acaba de agradecerle que reafirmara su posición amistosa con ellos y con Israel tras la rápida retirada de ese candidato.

Quizás sorprenda saber que Vox es sionista. Defiende en un decálogo de 2016 lo judío como parte fundamental de nuestra cultura y libertades, y la existencia de Israel como país también judío con derecho a defenderse, lo que lo aleja de la extrema derecha.

La extrema derecha, como la extrema izquierda, es antisemita y antisionista, y achaca a los judíos y a Israel originar casi todos los males, especialmente los capitalistas.

Ambas ideologías demandan además el intervencionismo económico y defienden la nacionalización de las fuentes de riqueza, origen de las burocracias corruptas que hermanan fascismos y comunismos: Venezuela une ahora ambos extremos. Vox, al contrario de las extremas derechas, defiende la libertad empresarial, lo que junto con su projudaísmo lo separa aún más de esa calificación.

Es realmente una ideología inesperada o un nuevo populismo inédito aquí que pocos analistas identifican con acierto, como hace Daniel Rodríguez Herrera: Vox, dice, recuerda al también sionista Donald Trump.

Un “trumpismo” peligroso para derecha e izquierda. Porque difunde mensajes “trumpistas” que pueden resultar atractivos: control de la inmigración con filtros para que sea productiva y no noticia por actos reprobables, y oposición al islam político creador de yihadismos.

Su defensa de las armas personales en casa es novedoso aquí, pero viejo en EEUU, pero también viejo en Suiza, Finlandia, Suecia, Austria o Alemania, cuyos ciudadanos tienen entre 9 y 5 veces más armas por habitante que España.

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