Cartas al director

La voz de la Residencia

Mucho se habla de las residencias con la pandemia,por desgracia es así y como no, se generaliza como si todas fueran iguales, aunque no sea así. Existen como en otros sectores, algunas que no funcionan bien, es cierto y real y se aprovechan de la debilidad del ser humano para hacer negocio.

Pero también es cierto, tras muchos años trabajando en ellas, que la mayoría de sus trabajadoras y trabajadores dan un 200 por cien en el mismo, son acompañantes, cuidadoras, psicólogas y psicólogos y lloran cada daño y cada muerte, la mayoría cobran salarios bajos para su esfuerzo y se desgastan físicamente mucho y precozmente. A veces, es cierto, por falta de personal y ahora con el covid trabajan con mascarillas y guantes también durante muchas horas, sin ningún aumento de sueldo ni plus de peligrosidad en muchos centros residenciales y se deben de revisar conceptos ya comentados,es cierto, y ver los fallos expuestos... Pero no estigmatizar a un sector tan precario en condiciones y de tanto valor social y donde todas las residencias trabajan cada día para no tener el virus dentro. El desgaste físico-cognitivo de su éxito, hasta el momento, debería estar mejor recompensado porque la mayoría de sueldos están muy por debajo de los 1.000 euros y su dedicación es máxima en momentos de zozobra e incertidumbre.