ANÁLISIS

A vueltas con el Brexit: la fina frontera entre la racionalidad y el caos

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Más de 5.000 trabajadores vinculados al sistema financiero podrían migrar al continente hasta el próximo mes de marzo de 2019

El último episodio lo protagonizó esta semana el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, actuando como cara amable y dejando caer la posibilidad de que en breve se logre un marco de acuerdo. Junker ha sido secundado en este caso por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que también se manifestó convencido de que el acuerdo es inminente. El tono sonaba convencido, pero en el ambiente sobrevuelan los fantasmas de una hipotética falta total de acuerdo cuyas consecuencias serían desastrosas. También desde la UE parecen dispuestos a echar un cable ante el creciente caos en la política de Londres. “Tengo motivos para pensar que el potencial de acercamiento entre ambos bandos ha aumentado en los últimos días” señaló Junker esta semana, a lo cual añadió “Ya hay suficiente caos”


EL CASO DE UNILEVER


Pero el caos parece trasladarse de las sedes institucionales a las empresas, que dudan en sus planes y en como ejecutarlos sin caer en la precipitación, ante la falta de previsiones razonables. El caso de la multinacional angloholandesa Unilever ha sido noticia a este respecto durante esta semana. La empresa planteó el traslado de su sede desde Londres a Róterdam , en Holanda, pero los accionistas británicos han bloqueado esta opción. Holanda quería facilitar esta mudanza para dar lustre al plan que tiene en marcha para atraer a grandes empresas a partir de una iniciativa de eliminación de impuestos a los dividendos. Hay que recordar que Holanda es uno de los países con más en juego con el Brexit y quiere posicionarse como receptor de la posible fuga de empresas desde el Reino Unido hacia el continente. 

Unilever tenía planes de cambio de sede desde hacía seis meses pero el proceso se ha paralizado. Los socios británicos han demostrado que el capital a veces sí tiene patria, al margen de la posible idoneidad del traslado planteado por el equipo directivo de la empresa.  

A medida que se acerca el plazo límite para el acuerdo veremos nuevos  movimientos empresariales, ya sea de traslado de recursos como de acercamiento por diferentes vías al mercado europeo. Otro ejemplo de esta misma semana es la defensa por parte del presidente de Iberia del carácter español de la compañía, integrada en el grupo IAG y con sede central en Londres, muy condicionada en sus planes por el desenlace del proceso de divorcio entre las dos áreas económicas.

También el sector financiero siente una preocupación creciente. En palabras del propio secretario de Estado de Servicios Financieros del Reino Unido, John Glen, la salida de la Unión Europea ha sumido al sector en la incertidumbre,  concretando además en 5.000 el número de trabajadores vinculados al sistema financiero que podrían migrar al continente hasta el próximo mes de marzo de 2019, fecha en la que el Brexit será efectivo. Más cauto se ha mostrado sobre el negocio que perdería su país limitándose a señalar que el daño sería incalculable.

En todo caso, Bruselas plantea un acuerdo de liberalización comercial y de colaboración política de gran calado. El propio Tusk lo ha definido, tomado como ejemplo el acuerdo CETA firmado con Canadá, como un “Canadá plus, plus, plus”, el cual se complementaría con acuerdos en materia de seguridad interna y colaboración en política exterior.

Pero bien es cierto que más allá del discurso inclusivo de la UE, las rivalidades internas dentro de los partidos políticos del reino Unido a cuenta del Brexit, la falta de conciencia real del problema hasta que pueda darse el peor de los casos, así como los discursos de tono grueso dentro del propio partido del gobierno británico (baste de ejemplo  las palabras de Boris Johnson comparando a la UE con una dictadura opresora), no ayudan a compartir el optimismo de Junker y Tusk, por lo que muchas empresas estarán afinando ya sus planes de contingencia.

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