Opinión

Y el colocón era cultura

La trangallada llegó al Parlamento de Galicia y salió con respaldo unánime para instar a la Xunta a que declare las fiestas parroquiales Bien de Interés Cultural (BIC). En la defensa de la iniciativa impulsada por el PP, la diputada Encarnación Amigo destacó "el fenómeno particular de fines de semana con más de 200 fiestas". La concentración de festejos en el país de las 300 orquestas dicen mucho de nuestra manera de vivir, aunque los datos de efusividad puedan conducir a una opinión errónea en la evaluación del rendimiento en el tajo cuando se está discutiendo la ubicación de un proyecto empresarial. Cuando el año pasado León fue nombrada capital gastronómica, el ayuntamiento creyó que la mejor manera de publicitar la ciudad era subrayar que nadie los supera en número de bares. Y si están abiertos es porque la clientela es aplicada. 

En Galicia no hay parroquia sin patrón ni patrón sin verbena. Se da con más alegría para el santo que para baches, a lo que se destinan los impuestos municipales. Y el PP ha atendido la campaña de la Asociación Galega de Orquestras para que las fiestas parroquiales, de las que viven 5.000 personas según sus registros, sean declaradas BIC. Resulta difícil poner objeciones a la iniciativa  y más ante el año electoral. En la macrofiesta "Tributo á verbena" que se celebró en Mondoñedo el pasado mes de abril la asociación regoció 2.000 firmas de apoyo en unas horas. Tener al sector que se sube al escenario en contra antes de una campaña electoral no sería recomendable. La Xunta atenderá la petición con lo que se podrán aplicar beneficios fiscales por esta actividad. Y ya no nos iremos de cagallón, seguiremos contribuyendo a la cultura. Lástima de broncas.

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