El Entroido está en ADN de Ourense. Esa es la clave de su longevidad y de su perenme salud.
Cuando llega el momento cada uno sabe lo que tiene que hacer. No hacen falta planes estratégicos ni gaitas. Xinzo, porque la historia lo ha escrito así, se ocupa de poner a punto los motores con unos ensayos dominicales. Y listo. Después todo marcha rodado hasta el Miércoles de Ceniza. Todo salvo una cosa. Con el Entroido se repite esa incapacidad crónica que muestra esta provincia para obtener toda la rentabilidad económica que están ofreciendo año tras año oportunidades como el Entroido. Conocido internacionalmente, capaz de atraer a miles y miles de visitantes, el carnaval ourensano nos lo da todo hecho, pero siempre queda la sensación de que nadie de los que gestionan la cosa pública sabe hacer un plan de negocio para exprimir esta industria que responde siempre con la precisión de un reloj.
