Opinión

Fiesta igualitaria

Tan rápido como intenso, el Entroido agota hoy las últimas horas de euforia colectiva. Llueve, nieva y hace un frío "do carallo". 

Pero no hay quien pueda con esta ansia de Entroido que comunica los rincones más distantes de esta dispersa provincia. Desde la aldea más remota hasta el centro de la ciudad. Es la fiesta total. No distingue edades: tras las máscaras que visten este carnaval único y diverso hemos visto caras cruzadas de surcos longevos y rostros de casi bebés que aprenden a caminar solos casi al mismo tiempo que a vestir y bailar como una pantalla, un peliqueiro, un cigarrón, un felo o lo que mande la tradición familiar. No discrimina por sexos: las mujeres son tan dueñas de la calle como los hombres. Ourense ha vuelto a salir en los telediarios pero esta vez sin crónicas negras ni sucesos judiciales. Nuestro Entroido funciona como nunca.

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