Bienvenida sea esa apuesta turística de Verín.
Bienvenidos esos 1,4 millones de euros con los que las administraciones pretenden matar dos pájaros de un tiro: rehabilitar el castillo de Monterrei, dándole un uso estable que garantice su conservación, y relanzar un parador que se ha visto obligado a cerrar largas temporadas por falta de clientela. Se agradece, porque se necesita como agua de mayo, esta y muchas otras inversiones. Se hubiese agradecido igualmente una inyección similar en la estación de montaña de Manzaneda, que se va abriendo camino pero gracias al tesón, el esfuerzo y el riesgo asumido por una empresa privada. Un empujoncito inicial como el de Verín hubiera suavizado todo el proceso. Y se agradecerá cualquier otra acción que no sea recortar, replegar y abandonar. Verín es un buen ejemplo de cómo se debe actuar. Invertir para revertir tendencias. Nunca al revés.
