Opinión

De cela y rafael Zabaleta

El día 10 de febrero de 1971, en Barcelona, en la exposición antológica de Rafael Zabaleta (1907-1960) celebrada en la Galería Adriá, Cela lee unos capítulos de su libro El Solitario y los sueños de Quesada (Palma de Mallorca, Papeles de Son Armadans, 1963). El libro –una joya cuidada por el grabador Jaume Pla- contiene 25 dibujos de la serie “Los sueños de Quesada” –así los bautizó Eugenio d’Ors- que dan pie a los textos del escritor, quien se apoyó y se inspiró en cada una de las alucinaciones del pintor. Cesáreo Rodríguez Aguilera, magistrado y crítico de arte, paisano de Zabaleta (ambos habían nacido en Quesada, Jaén) y amigo de Cela y Zabaleta, calificó (La Vanguardia, 22-I-64) el libro al ver la luz como “acontecimiento plástico, literario y editorial. CJC, nuestro indudable primer prosista actual, ha escrito veinticinco textos, en una prosa limpia, tersa, poética y misteriosa, paralelos a los venticinco dibujos de Zabaleta”. Cela, en la presentación de su lectura barcelonesa de febrero del 71, sostenía: “La ilusión que Rafael Zabaleta y yo tuvimos de publicar un libro mío con ilustraciones suyas no pudo realizarse, con él aún vivo, sino de modesta forma que pasó casi inadvertida: en la edición en lengua gallega de mi primera novela, La familia de Pascual Duarte”.

Zabaleta y Cela debieron de encontrarse en el Café Gijón a mediados de los 40. Zabaleta, fascinado por París, donde en 1935 conoció a Picasso (“porque no se puede vivir hoy sin conocer a Picasso”) expuso por primera vez -20 oleos y 2 acuarelas- en Galerías Biosca de Madrid del 23-XI al 7-XII de 1942. Eugenio d’Ors se interesó por su obra y se convirtió en el gran defensor de su pintura, que contó, unos meses después, en el primer Salón de los 11 (la Academia desde la que D’Ors quería abrir paso a la joven y alternativa pintura española) con el acompañamiento literario de Luis Felipe Vivanco. A partir de este momento, el prestigio de Zabaleta crece exponencialmente. Con fecha 27 de noviembre de 1947 escribe a Cela, que está en vísperas de su debut como pintor, dándole ánimos, mientras le comunica que “por correo certificado te mando una acuarela en recuerdo de nuestra buena amistad”. Poco antes (14-XI) Zabaleta había expuesto en Galerías Estilo de Madrid 17 lienzos que Cela había reseñado en Arriba (28-X): “Rafael Zabaleta es un maestro en el difícil arte de esperar, en la fecunda audacia de la paciencia y la seriedad”.

En el verano de 1951 Cela le pide ilustrar gratuitamente la edición numerada del Pascual, que dice andar preparando para el editor, biblófilo y bibliógrafo de Cieza, Antonio Pérez Gómez, quien había iniciado una labor de ediciones muy cuidadas y restringidas. Zabaleta acepta de inmediato, Pérez Gómez se pone en contacto con él, quien escribe a Cela (31-XII-1951) para decirle: “Estoy gustoso de ilustrar tu libro sin cobrar nada, pero lo que no puedo es improvisarlo saliendo del paso de cualquier manera”. El tiempo transcurrió, Zabaleta fue haciendo su trabajo, pero la edición para “la fonte que mana y corre” (marbete de la editorial de Pérez Gómez) se iba diluyendo. El 12 de enero del 55 Zabaleta remite a Cela –quien está a punto de ser intervenido quirúrgicamente- una carta en la que le adelanta el envío de los dibujos: “Tengo hechas 18 viñetas para otros tantos capítulos de tu Pascual Duarte. Miden 11 x 3 centímetros y están hechas a línea, pues a tamaño tan pequeño es la técnica más apropiada y clara. Las recibirás un día de éstos”.

En el otoño de este año 55, Cela recibe, en Palma desde Castro Caldelas, la traducción de la novela que ha realizado Risco, a quien ya ha comunicado que ha decidido prescindir de las ilustraciones de Laxeiro y que va a tantear (lo hará, pero sin éxito) al grabador ourensano Julio Prieto Nespereira. Pasan los meses: el proyecto de edición de bibliófilo se cancela y la edición de A familia de Pascual Duarte es un calvario, que acaba por culminar Francisco Fernández del Riego. En ese momento, otoño del 61, fallecido el pintor de Quesada, Cela decide que los 18 dibujos inéditos de Zabaleta ilustren la traducción gallega de su opera prima.

Cela, que le había prometido a Zabaleta en 1959 dedicar un número monográfico de Papeles de Son Armadans a su personalidad y a su pintura, no cumplió su promesa, pero, en cambio, cuando en 1967 su revista mallorquina dedicó un número a conmemorar el XXV aniversario de la aparición de La familia de Pascual Duarte, las únicas ilustraciones de dicho número fueron los 18 dibujos de Rafael Zabaleta.

Te puede interesar