La injusticia está a la orden del día. Es un sentimiento que emana en la calle, en los tribunales o en el trabajo. Una injusticia gestionada de forma incorrecta puede acabar en ira, marcando una pauta peligrosa o una fábula difícil de corregir. Tal vez, marque un ejemplo para el futuro. La directiva del CD Velle admite con frialdad que acaba de ser injusta con dos jugadores infantiles que han visto como sus padres perdían los estribos del saber estar en las gradas O Marco, en A Peroxa.
La cúpula que gestiona al club de Monte da Aira acaba de dar un paso hacia delante para enseñar a dos jóvenes que en el mundo "pagan justos por pecadores". Eso si que es injusto. Lo dicen ellos, en un comunicado impropio de un grupo de formadores de educación, tanto deportiva como social. ¿Qué enseñanza están trasmitiendo? ¿No hay otra sanción posible para unos padres que han tenido un mal día?
En la directiva del Velle hay alguno que es profesor y eso debe constar en acta. Porque un profesor que practica la injusticia en un trabajo, puede extrapolarlo a otro.
Los pecadores quedan inmunes. Les dolerá por sus hijos, se cabrearán y no irán más, o igual sí. Cambiarán a sus hijos de club o no, pero lo único cierto es que la única forma de arreglar esto es yendo al bolsillo, no castigando al niño.
