Tengo un amigo con una hemeroteca guardada en su cabeza. Árbitros y partidos singulares. Siempre con polémica, siempre abriendo la puerta del debate. Esta vez encendió la mecha con el VAR y el famoso penalti a Vinicius. Desde el Bernabéu y con el cartelón en alto, estaba José Antonio Rodríguez "Josiño". Un ourensano al que los escalones del arbitraje se le quedan pequeños con el paso de las temporadas. Fue en la Copa ante el Girona. Me recordaba que fuimos compañeros de clase, de pupitre y alguna que otra experiencia, que queda entre el poso del café.
Y claro, en ese precipicio sin fondo que es el colectivo arbitral, nos preguntamos cuál sería el último partido que Bernardino González Vázquez pitaría en el Bernabéu.Fue un Real Madrid-Sevilla. Tras buscarlo en la hemeroteca aparecieron varios enlaces donde tachaban al ourensano de culé, de antimadridista y de "pistolero".
Aquel 7 de diciembre de 2010, fue el último partido del ourensano en el campo blanco. Nueve años después un compañero de clase ilusiona al arbitraje ourensano. De la mano, Zulema González, hace lo mismo con el femenino. Siempre criticados y nunca puestos en valor, a pesar del esfuerzo. Aunque el hermetismo arbitral sea patente, la chispa ourensana en el Bernabeu está a punto de prender. Otra vez.
